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Columna
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El Madrid hace un milagro

Llega el Milan fiambre al Bernabéu y Raúl, poniendo en práctica la séptima obra de misericordia que manda enterrar a los muertos, incinera a Nesta, Ronaldinho y Dida con un gol que este portero brasileño, en sus últimos momentos de vida, le regala al capitán del Madrid. Raúl acepta feliz el cómico regalo de Dida, que comete todos los errores posibles a la hora de despejar un balón sencillo. A partir de ahí, comprobamos que los jugadores del Madrid no han leído Justine o los infortunios de la virtud, del marqués de Sade. ¿Cuál es el peligro de la virtud? El marqués de Sade lo dejó claro: si no controlas bien las obras de misericordia corres el peligro de querer hacer un milagro. Y así fue. Tras la tan cristiana como sabia actuación de Raúl, que mandó a criar malvas al cementerio de la Almudena a los 11 ancianos del Milan, Sergio Ramos, el ex milanista Kaká, que más que estar en el Bernabéu parecía que andaba paseándose por algún campo de baloncesto húngaro, Granero y Benzema sufrieron un chute -que no un chut- de inspiración y, emulando al Jesucristo que resucitó de entre los muertos, decidieron resucitar al Milan y así hacer historia entrando en el Guinness. El Madrid batió el otro día un récord de negligencia y de constantes desaciertos.

Ramos, Kaká, Granero y Benzema sufrieron un chute de inspiración y resucitaron al Milan

¿Y dónde está la raíz de este angelismo que está cundiendo por Madrid, tan certeramente apodado, en su día, por Valle Inclán como la corte de los milagros? Todo arranca del viaje a Madrid de Alessandro Baricco, el gran autor de la excelente novela Seda, hace ya casi un mes, para inaugurar el máster de narrativa de la Escuela de Escritores. Ya conté en esta sección el comentario maravilloso que hizo Baricco del relato El ángel sellado, del ruso Léskov. Pero, tras aquella conferencia de Baricco, está habiendo en Madrid una peligrosísima proliferación de ángeles cuya última consecuencia nefasta es esta derrota del Madrid ante el Milan por un absurdo 2-3.

Sigamos con rigor cronológico la presencia de ángeles en Madrid tras el viaje de Baricco, quizá subvencionado por el propio Milan. Baricco dio su conferencia en la Escuela de Escritores el uno de octubre. Y, el 9 de octubre, en un reportaje dedicado a Guti y firmado por Ulises Sánchez-Flor, leemos en Marca que el segundo capitán del Real Madrid se siente en su plenitud y que se acaba de tatuar el brazo izquierdo. El futbolista declara que el tatuaje, inspirado en la Capilla Sixtina, representa sus creencias religiosas y le da fuerza cada día. ¿Y qué le ha tatuado a Guti Leo Miralles, ese gran tatuador que tiene su estudio en Móstoles, la patria de Iker Casillas, y al que acuden las grandes estrellas del deporte español? En el antebrazo del brazo izquierdo le ha tatuado la Virgen María. En la parte inferior del brazo, Leo Messi, digo, Leo Miralles, a la altura de la muñeca, le ha tatuado un Jesucristo, que mira hacia arriba, a la Virgen María y a una diosa, tatuada en el bíceps, que, desde un punto de vista ortodoxo, se ha colado ahí de extranjis. Esa diosa es una herejía como una lechería atea. Jesucristo dirige su mirada también hacia un ángel de gran tamaño que Guti se ha tatuado a la altura del hombro.

¿Qué dijo Baricco en la Escuela de Escritores? Dijo que el escritor ve un ángel donde los demás no ven nada. ¿Y qué ha dicho Guti? Ha declarado que todos tenemos y necesitamos un ángel en esta vida. ¿Qué tal le van las cosas a Guti tras su tatuaje? No le van muy bien porque está lesionado. ¿Cómo hay que interpretar esta lesión? Los discípulos del marqués de Sade dicen que ese ángel de la parte superior del brazo izquierdo le ha traído a Guti muy mala suerte. Pero, ¿qué dice Pablo d?Ors, gran escritor, nieto de Eugenio d?Ors y, por sacerdote católico, funcionario de Cristo, que, tras su novela Lecciones de ilusión tan elogiada por tantos críticos, acaba de publicar la novela El amigo del desierto? Pablo d?Ors dice que si Guti no se hubiera tatuado ese ángel milagrosísimo, su lesión habría sido de una gravedad irrecuperable incluso para una intervención quirúrgica de Dios Padre.

Demos un paso más y vayamos a la reciente presentación de la excelente revista De Omaña, de temas leoneses, dirigida por la escritora María Luz Melcón, en la Casa de León (calle del Pez, 9). El historiador del Derecho, Andrés Gambra, dio allí una magnífica conferencia titulada Encuentros históricos entre los reinos de León y Navarra. Este historiador navarro, como digo, se llama Andrés. Pero, ¿qué leímos en la tarjeta de invitación? Leímos... ¡Ángel Gambra! ¿Y qué leímos en el cartelito identificativo de la mesa de conferenciantes? Leímos también... ¡Ángel Gambra! Como en el célebre título de una novela de Delibes, la sombra de Baricco es alargada. Cristo resucitó a Lázaro. El Madrid resucitó al Milan. Ya tenemos otro milagro para incorporarlo a los evangelios.

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