"Estamos mentalmente globalizados desde que nacimos"
A punto de cumplir 50 años, la multinacional gallega de productos marinos (tiene proyectos en 21 países y está presente en 50) se ha embarcado en una ampliación de capital de 100 millones de euros, la mayor de su historia. Un 30% ya ha sido suscrito por sus accionistas principales, encabezados por Caixa Galicia y Caixanova, y el resto se dirimirá en el mercado. Manuel Fernández de Sousa-Faro (Mérida, 1951), presidente e hijo del fundador de
Pescanova, afirma que su objetivo es consolidar el "mejor proyecto del mundo en productos de proteína marina".
Pregunta. ¿Para qué ampliar capital en este momento?
Respuesta. Todas las empresas fuertes están tratando de fortalecerse. Quien puede, capta capital para aprovechar las oportunidades mientras dure la crisis y para cuando salgamos de ella. Nuestro principio siempre ha sido gestionar lo más posible con recursos ajenos. Pero hay momentos como éste en que es más rentable para el accionista gestionar con recursos propios. Nuestro valor de capitalización bursátil es de 300 millones de euros y estamos incorporando 100 más. Todos los analistas han venido diciendo que el valor está por debajo de lo que vale realmente la empresa. Tenemos una gran concentración de capital en los accionistas históricos y es una asignatura a resolver aumentar la liquidez del valor incrementando el free float. Aumentamos un 50% los títulos en el mercado, pero en términos de control no afecta nada, ya que el consejo seguirá con el 50% del capital.
"Tenemos el mejor proyecto del mundo en productos de proteína marina"
"Nuestra máxima es ni un solo país por recurso ni un solo recurso por país"
"Los países deben hacer con la pesca políticas muy conservadoras"
P. ¿Buscan financiación para nuevos proyectos?
R. Pescanova es un líder mundial, necesita seguir creciendo, consolidar los proyectos que ya tiene y aprovechar las oportunidades que puedan surgir. Tenemos el mejor proyecto del mundo en proteína marina, porque no hay nadie con una orientación de mercado como la nuestra, tan diversificada en el producto y con nuestros proyectos industriales. Esto no va asociado a ningún plan concreto de expansión. Hemos hecho inversiones importantes en los últimos años, vinculadas a la revolución tecnológica de la acuicultura. Lo único que hacemos es acelerar los proyectos de la última década, no buscamos un refuerzo para nuevas compras o cosas por el estilo.
P. Sus ventas han seguido aumentando en medio de la crisis. ¿Se consideran inmunes?
R. La alimentación es un sector defensivo y, en nuestro caso, al ser más competitivos en costes con respecto a otras proteínas, es más defensivo aún. La proteína marina es más competitiva en precio que la terrestre.
P. ¿Qué parte de su producción depende de la pesca y cuál de los cultivos marinos?
R. En el mundo, el consumo ya está fifty fifty, aunque en Asia ha crecido mucho más la acuicultura. En Occidente, la ratio es 65-35, en la que estamos nosotros aproximadamente. La acuicultura sigue creciendo a una tasa anual del 40%. Y también el consumo de productos marinos, por encima del crecimiento de la población mundial: un 15% frente a un 6%.
P. ¿Hay un problema de sobrepesca?
R. En algún sitio puntual. Pero las estadísticas de la FAO
[Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación] demuestran que en 20 años las descargas no han bajado ni un kilo: son 90 millones de toneladas anuales. Lo importante es que los países propietarios de los recursos los gestionen mejor, con una política muy conservadora. Por el recurso en sí, por la cuenta de resultados de la industria y por los puestos de trabajo que genera.
P. Su negocio está sometido a muchos factores de incertidumbre. Están en países con gran inestabilidad política, dependen de un recurso natural que puede escasear, afectados por las políticas medioambientales...
R. Uno de los éxitos de estos casi 50 años de Pescanova es la gran diversificación del riesgo. Tenemos una máxima interna: ni un solo país por recurso, ni un solo recurso por país. Y entre sí se compensan. No hay una sola compañía mundial con un riesgo tan diversificado.
P. Pescanova nació ya casi como una empresa global. ¿Les dio eso ventaja cuando se extendió la mundialización?
R. Nos hemos tenido que ir adaptando, como todos. España ya no tenía dónde pescar y nuestro proyecto nace pensando en los caladeros ricos del hemisferio sur. Comenzamos, en el año 1960, con una revolución tecnológica: ideamos los primeros buques de larga distancia que podían congelar a bordo. Nuestros horizontes, tanto en el recurso como en el mercado, siempre estuvieron en todo el mundo. Desde que nacimos estamos mentalmente globalizados.
P. ¿El mar y los cultivos marinos pueden ser una reserva ante una eventual crisis alimentaria?
R. Nuestra competencia más directa es la proteína animal terrestre. Y la proteína de origen marino tiene más recorrido para ser más competitiva. La acuicultura permite crear un ecosistema y tener especies a las que ni siquiera hay que alimentar. Un planeta con un 75% de agua tiene aún posibilidades enormes. Porque incluso la flora marina es más rica que la terrestre.
P. ¿Nunca han pensado en expandirse fuera del sector alimentario marino?
R. Lo hicimos. En los años setenta, cuando España no estaba en la UE y los costes logísticos de distribución eran muy elevados. Vendimos hasta helados. Ahora seguimos vendiendo vegetales. Pero no se puede ser bueno en todo, y la especialización es la única garantía de supervivencia. Estamos en los mejores lugares del mundo para ser competitivos en costes. Producimos en los países exportadores en materias primas y vendemos en los deficitarios y con mayor renta per cápita. Y, a diferencia de otros recursos, la pesca es renovable. Bien gestionada, te permite mantener la explotación.
P. En Galicia llevan cuatro años en medio de una gran controversia política por un proyecto de una macropiscifactoría en la Costa da Morte. El anterior Gobierno autónomo
[PSOE-BNG] se la paralizó por su impacto paisajístico y ahora el PP la rescata. ¿No ha dañado este conflicto la imagen de la compañía?
R. No hemos dejado de vender un kilo de nada ni hemos dejado de producir rodaballo en otros lugares, ya que abrimos una planta en Portugal, donde sí encontramos comprensión. Queremos seguir adelante con ese proyecto porque nos ampara la legislación y hemos presentado una demanda por daños y perjuicios, como haría cualquier ciudadano. Sentimos que se haya perdido la oportunidad que daba la UE con ayudas del 50% a fondo perdido. Elegimos ese sitio porque Galicia no tiene muchas zonas disponibles y se nos rechazó sin justificación alguna. El impacto paisajístico del que se habla está dentro de la ley. -
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