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Crítica:FERIA DE JAÉN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Talavante emociona, el Juli cumple

Ginés Donaire

Alejandro Talavante volvió a dejar muestra de su clase en la plaza de toros de Jaén. El torero extremeño puso las únicas gotas de emoción, el toreo de verdad, en su primero, pero, lo que son las cosas, la puerta grande la logró con una faena menor a su segundo, gracias a la generosidad de la presidencia. La gran actuación al tercero de la tarde y las ganas de El Juli en su lote salvaron una corrida en la que, la mejor noticia, fue que por fin volvió el público a los tendidos tras el fiasco del viernes. Paradojas de la vida: el año que mejor climatología ha tenido la que es la última feria taurina del país, ha sido también el año en el que la empresa ha dejado una feria más corta, con sólo tres corridas de toros y una de rejones. No se ha querido arriesgar, pero el resultado ha sido aún peor. Y encima ayer hasta hubo una protesta de grupos antitaurinos, algo inédito en Jaén.

Vellosino / El Juli, Perera, Talavante

Seis toros de Vellosino: Nobles, mansos y discretos de presentación.

El Juli: pinchazo y estocada (oreja); estocada (oreja).

Perera: estocada y descabello (oreja); media estocada, aviso, dos descabellos (saludos).

Talavante: media estocada y tres descabellos (saludos); media estocada (dos orejas).

Plaza de Jaén, 17 de octubre, 2ª de feria. Media entrada.

La pericia con la espada le valió para abrir la puerta grande a El Juli

Talavante salió por tercer año consecutivo por la puerta grande del coso jiennense de La Alameda. Pero lo hizo con desiguales méritos en sus dos toros. Con el primero cuajó una faena digna de la clase que lleva dentro el de Badajoz. Desde muy pronto se ganó al público con varias verónicas, estatuarios y naturales con la izquierda a un toro noble. Remató su intensa faena con varias manoletinas que enloquecieron al público. Pero echó por tierra todo el caudal artístico al errar con la espada. La recompensa (y la generosidad del presidente) le llegó en el que cerraba plaza. Fue un torero muy efectista, pero nada que ver con lo realizado al primero. Intentó agradar con varias chicuelinas y molinetes circulares y, sobre todo, con el pase de las flores y bernardinas, pero sin la profundidad y la emoción que logró en el tercero. Da igual, estaba cantado que se llevaría las dos orejas. Y así fue.

La pericia con la espada le valió la puerta grande a El Juli. En sus faenas estuvo correcto, y poco más. A su primero lo recibió con varias chicuelinas ejecutadas con temple y luego logró hilvanar varias series de derechazos a media altura y otros naturales con la izquierda. Fue muy aplaudido cuando se adornó con varios circulares de espalda. Pese al pinchazo inicial cortó una oreja. El mismo trofeo que logró con el cuarto, al que mató con una gran estocada. Levantó aplausos en la grada con algunas series con la izquierda y pases de pecho con la derecha. No emocionó, pero al menos intentó agradar y el público se lo agradeció.

Por su parte, el otro torero extremeño, Miguel Ángel Perera, cortó una oreja a su primero gracias a una buena tanda de derechazos a media altura y varios circulares, aunque eso sí, a un toro de apenas tres años, mansón y sin fuerza. Al quinto, un toro desangelado con una embestida muy cambiante, le realizó una faena insulsa y sin ninguna transmisión. Pero fue su mala ejecución con la espada lo que le impidió el trofeo y la puerta grande.

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