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La pobreza no tiene rescates millonarios

3.000 personas marchan en Madrid para protestar contra la desigualdad

Pablo Linde

Más de 1.000 millones de personas pasan hambre en el mundo. Unas 3.000 se echaron ayer a las calles de Madrid para rebelarse contra la pobreza. El neohippy caminaba junto a la monja, el estudiante o la jubilada pidiendo a los Gobiernos del mundo el fin de la pobreza, la supresión de la deuda de los países en desarrollo, destinar el 0,7% del producto interior bruto (PIB) al desarrollo, la desaparición de los paraísos fiscales, la solidaridad, la igualdad y la justicia.

La manifestación, que comenzó a las seis de la tarde en la plaza de Cibeles, fue parte de las actividades que la Alianza Española Contra la Pobreza (integrada por un millar de ONG) viene realizando desde el pasado lunes en más de 50 ciudades del país. Son las movilizaciones que cada año denuncian las desigualdades en la semana contra la pobreza y que en éste tiene un especial simbolismo porque se ha superado por primera vez la cifra de 1.000 millones de personas que pasan hambre en todo el planeta.

La crisis económica ha supuesto un duro golpe contra esta lucha

Entre la diversidad social de los convocados, casi todos compartían un rasgo común: desde alguna organización luchan cada día por concienciar al resto de la población de las desigualdades del mundo. Ya sean cristianas, como Cáritas o las iglesias evangelistas, hasta otras muy alejadas de la religión, como Amnistía Internacional o Voces, un colectivo que pone su grano de arena contra la pobreza a través de la cultura.

¿No es poca gente en la calle para un problema tan importante? "Es una cuestión general que no moviliza tanto como otros temas. Seguro que mañana [por hoy] viene mucha más gente a la manifestación contra el aborto. Pero aquí también somos muchos concienciados y queremos hacernos oír", responde Pilar Ortega, una de las manifestantes.

Lo importante, en opinión de Carmen Solís, una de las representantes de Ingeniería sin Fronteras, "es el trabajo del día a día". "Esto es sólo una vez al año para que se nos vea, pero lo que hacemos es constante", dice orgullosa. Muy cerca de ella representantes de la Iglesia evangelista se manifiestan y, desde la religión, tratan de erradicar la pobreza.

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El objetivo es ambicioso. Pero según Eduardo Sánchez de la Coordinadora de ONG de Desarrollo, "somos la primera generación que puede hacerlo". La crisis, sin embargo, ha sido un duro golpe para esta lucha. En el manifiesto contra la pobreza que se leyó al principio de la calle de Alcalá, se aseguraba que "este año tenemos 90 millones de personas más en situación de extrema pobreza". Jaleado por los tambores, las palmas y los silbatos de los manifestantes, Sánchez criticó al sistema "neoliberal" y a los rescates millonarios de bancos: "Con un 1% de lo entregado para salvar al sistema financiero se podría erradicar el hambre en el mundo".

Cada uno de los manifestantes trata de ayudar en esta misión desde un punto de vista distinto. Desde los sindicatos más representativos a través de los derechos de los trabajadores hasta las ONG que recogen alimentos para llevarlos al Tercer Mundo. Otros creen que las decisiones políticas son las que realmente cambian las cosas. El Partido por un Mundo más Justo lleva presentándose a todas las elecciones a nivel nacional desde 2004. Aunque nunca han conseguido representación institucional, quieren seguir haciéndolo al grito de "¡Haz política contra la pobreza!".

Un objetivo común y muchas formas de conseguirlo.

GORKA LEJARCEGI

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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