Argentina aburre y se clasifica
La selección de Maradona duerme el partido y consigue desactivar a una decepcionante Uruguay, que irá a la repesca
Tras un camino tortuoso y sin un buen partido que echarse a la boca, Argentina logró anoche un billete directo para el Mundial de Suráfrica. Lo hizo sin mucho estilo, pero con la virtud de desbravar las acometidas uruguayas, tan fogosas como destempladas. Maradona dispuso una selección con cinco centrales para aguantar y aguantó. Con eso obtuvo una clasificación para Suráfrica junto a las mucho más brillantes Brasil, Paraguay y Chile. El estadio Centenario, tan engalanado para la fiesta, se llevó un gran chasco. Tanta expectación para tan poco fútbol. Uruguay, quinta, se enfrentará el 14 y el 18 de noviembre a Costa Rica o a Honduras.
Uruguay resultó muy decepcionante. Muy metido atrás, sin creatividad, sin el balón, atrapado por sus propios estereotipos: la dureza, las caras crispadas, la sangre charrúa. "Estamos muy acelerados, más calma con la pelota", les pedía el Maestro Tabárez a sus chicos, que no le hicieron ningún caso. El volante derecho Maxi Pereira, por ejemplo, mereció ser expulsado tras una patada bestial a Heinze. El árbitro le perdonó con la tarjeta amarilla. Y ni siquiera eso al filo del descanso tras otra entrada destemplada a Di María. Los jugadores celestes, además, trataban de conducir la pelota todo lo posible, sin levantar la cabeza, con una contumacia desesperante en dirección hacia la nada. Luis Suárez y Forlán no recibieron un solo balón que valiera la pena.
URUGUAY 0 - ARGENTINA 1
Uruguay: Muslera; Lugano, Cáceres, Gargano (Cristian Rodriguez, m. 75), Scotti; Maxi Pereira, Diego Pérez, Jorge Rodríguez (Cavani, m. 60), Álvaro Pereira; Forlán y Luis Suárez (Abreu, m. 79). No utilizados: Castillo; Fucile, Victorino y Eguren.
Argentina: Romero; Otamendi, Schiavi, Demichelis, Heinze; Jonás, Verón, Mascherano, Di María (Monzón, m. 79); Higuaín (Bolatti, m. 81) y Messi (Tévez, m. 87). No utilizados: Andújar; Lucho González, Aimar, Milito y Palermo.
Gol: 0-1. M. 85. Bolatti, tras un rechace.
Árbitro: Carlos Amarilla (Perú). Expulsó por doble amarilla a Cáceres (m. 85). También amonestó a Heinze, Maxi Pereira, Otamendi, Diego Pérez, Scotti y Monzón.
Unos 76.000 espectadores en el estadio Centenario.
La victoria chilena ante Ecuador facilitó los objetivos de los dos rioplatenses
Argentina se marchó al descanso con cierta tranquilidad. Si es eso lo que pretendía Maradona, había conseguido dormir el partido. Le metió un somnífero insoportable. Más retrasado de lo habitual, Verón pudo imponer su superioridad técnica sobre los centrocampistas charrúas, aunque en ningún momento enlazó con Messi ni Higuaín, extraviados en una batalla desigual frente a la populosa defensa celeste. La escasa participación de Messi, apenas un puñado de toques de descarga en el centro del campo, ahondó en ese abismo que lo separa de la afición argentina.
Uruguay se tomó 20 minutos de descanso en vez de los 15 reglamentarios. Un descanso eterno y una artimaña más para ganarle tiempo a lo que sucedía en Chile con Ecuador. Ni Uruguay ni Argentina tenía la intención de jugar al fútbol. Cualquier excusa servía para parar el partido. Y el público del Centenario, con tan poco que festejar, se puso a celebrar el gol Suazo para Chile frente a Ecuador. Un tanto que aseguraba la salvación de los dos equipos rioplatenses: uno iría a Suráfrica y el otro pasaría por la repesca.
Tabárez entendió que era el momento de arriesgar un poco para tratar de alcanzar la cuarta plaza. Y le dio entrada a Cavani, el delantero del Palermo que, el pasado sábado, facilitó la victoria celeste en Quito con un piscinazo en el último instante que el árbitro confundió con un penalti que transformó Forlán. Uruguay estuvo anoche tan mal ubicado que Forlán apareció en posición de central ganándole una carrera a Higuaín por una pelota dividida.
Aun así, el empuje uruguayo acabó por hacer retroceder a Argentina a su guarida. En el colmo de los despropósitos, el central Lugano remató con la chepa un magnífico centro de falta de Forlán. E hizo lo que parecía más difícil: echar el balón fuera. Tabárez redobló la apuesta con otro delantero, Abreu, pero sin ningún éxito. Sus jugadores siguieron acelerados, ganándose la expulsión Cáceres, el central del Barça cedido a la Juve, pasado de frenada. Lo aprovechó Bolatti, que recogió un balón muerto dentro del área y envió a Uruguay a la repesca. El Loco Bielsa se encargó del resto: clasificó a Chile y tumbó a Ecuador.
Emocionado, Maradona se abrazó al final a Bilardo, director federación de la federación, y, enojado por las críticas, soltó: "Que la chupen y que la sigan chupando".
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