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Barberá ignora el plan que firmó para combatir el cambio climático

El Pacto de los Alcaldes obliga a reducir en un 20% las emisiones de CO2

Hace ocho meses, Valencia entró a formar parte del Plan de Acción Europeo para la Eficiencia Energética, sin embargo, y a tan solo cuatro meses de la fecha límite para entregar un informe con los objetivos y soluciones de la ciudad en su lucha contra el cambio climático, el consistorio todavía no ha dado muestra de su trabajo. La concejal socialista municipal Carmen del Río denunció ayer el "derroche energético" de la ciudad, e instó al Ayuntamiento a actuar y a cumplir, antes de febrero 2010, sus compromisos si no quiere ser expulsado del pacto.

El 11 de febrero de este año, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, firmó en Bruselas el Pacto de los Alcaldes, un compromiso voluntario que va más allá de lo establecido en la normativa europea sobre medio ambiente. Según lo firmado, cada ciudad se compromete a reducir en un 20% las emisiones de CO2 a través de la aplicación de un plan de acción de energía sostenible. Hoy, Valencia todavía no lo tiene y es la ciudad con más contaminación lumínica de Europa.

"Si no cumplimos con las exigencias antes del 2010, nos echan", denunció ayer Del Río. Según la concejal, que calificó la ciudad de "paradigma del derroche", es necesario que el consistorio elabore una auditoría sobre el consumo energético para, así, poder tomar las medidas adecuadas. Además, recordó que desde 2001 está pendiente la redacción de la ordenanza municipal para el ahorro energético y el control de la contaminación lumínica.

Líder en contaminación lumínica

Con más de 91.000 farolas, 24.900 semáforos, y un consumo por persona que casi duplica el establecido por el Plan de Eficiencia Energética Nacional, diseñado por el Ministerio de Industria, Valencia se ha convertido en la líder europea de la contaminación lumínica.

La concejal del PSPV en el Ayuntamiento Carmen del Río denunció ayer esta situación y exigió al Gobierno municipal una mayor inversión para cambiar el alumbrado público y así reducir los altos índices de contaminación y de consumo energético.

Según afirmó la concejal, a pesar de que la potencia por bombilla pasó en 2006 de 216 vatios a 174 un año más tarde, el consumo de kilovatios por hora y el gasto económico han aumentado. Por ello, afirmó Del Río, la medida que el consistorio debe adoptar pasa por renovar las instalaciones del alumbrado y promover su eficiencia energética.

Además de un cambio de bombillas y de farolas, los socialistas exigieron al equipo de gobierno que dirige Rita Barberá más interés e inversión para el control de la contaminación en la ciudad. Según los datos del PSPV, el Ayuntamiento, en el presupuesto para 2009, ha destinado para proyectos de ahorro energético 300.000 euros; la Generalitat, a través de AVEN, cero; y el Gobierno central 7.931.000 euros.

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