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Un cuartel aislado en Dos Hermanas

La tensión domina la relación de los vecinos de Los Montecillos con la Guardia Civil

Manuel Planelles

El muro es de cemento y tiene unos tres metros de altura. Pero el odio se salta sin problemas la tapia de este cuartel de la Guardia Civil de Dos Hermanas (Sevilla). Las piedras también pasan sin dificultad.

El sábado volvió a ocurrir. Desde el otro lado del muro, desde la barriada de Los Montecillos, se lanzaron las piedras hacia la casa cuartel. Y un pequeño grupo de guardias salió para pedir explicaciones. Dos de los agentes han acabado en el hospital. Varias decenas de vecinos de Los Montecillos presuntamente les agredieron con palos y armas blancas.

El muro de cemento se levantó hace un año. Antes había un seto. "Lo pusieron porque tiraban piedras y partían los cristales de los coches", dice una vecina del bloque que está junto a la tapia. El techo de uralita del aparcamiento del cuartel está lleno de cantos, cámaras de bicicleta y litronas vacías.

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Esta vecina, que prefiere no dar su nombre, lleva 13 años viviendo ahí. "Y maldita sea la hora en la que nos dieron el piso aquí (...) Ojalá tuviera dinero para irme". Algunos de los edificios de Los Montecillos no son más que viviendas normales de trabajadores. Pero otros están desvencijados. En el portal de uno de estos bloques una vecina ha colgado un cartel en el que anuncia que ha llegado el recibo del agua. Implora al resto que pague su parte. En otro de los edificios la bienvenida la da un grafiti de un tipo con un porro en la boca.

"Alguna vez que otra los niños tiran piedras", reconoce José. Tiene 25 años y hace seis que vive pegado al cuartel. Su versión de lo que sucedió el sábado por la tarde es distinta a la que ha ofrecido la Guardia Civil. Dice que los cuatro o cinco agentes que llegaron primero lo hicieron a empellones y provocando. "Iban de paisano y no se identificaron", añade. El cuartel había estado toda la tarde celebrando la víspera de su patrona. Según un portavoz de este cuerpo, "les llevaban tirando piedras desde las seis de la tarde". La trifulca comenzó sobre las 20.30.

No es la primera vez que salta la chispa entre los agentes y algunos vecinos. Según la Guardia Civil, cuando han tenido que entrar en algunas zonas de la barriada los han recibido lanzando objetos. "Suele ser habitual que nos tiren piedras", dice uno de agentes del acuartelamiento, donde trabajan guardias dedicados a labores de tráfico y del Seprona, no de seguridad ciudadana.

El muro, que está coronado por dos hileras de alambre de espino, no sólo separa los bloques de la casa cuartel. También separa dos mundos que no tienen relación alguna. "Nos decimos hola y adiós y poco más. Somos distintos, ellos tienen trabajo fijo, nosotros tenemos trabajos temporales y vivimos tirando", dice José.

"Ellos no salen del cuartel, sólo van al supermercado", detalla otra vecina. "No tienen relación con el barrio. El cuartel es como si fuese una isla en medio del océano", añade.

Manolo, otro de los jóvenes de los bloques, no teme las consecuencias de lo que ocurrió el sábado por la tarde: "Cada seis meses hacen un registro, ahora lo harán cada dos".

Por su parte, la Guardia Civil anuncia que habrá detenciones. Este cuerpo de seguridad afirma que están identificados entre cuatro y cinco personas y que, tarde o temprano, serán localizadas y detenidas.

La trifulca

- Los agentes celebraban el sábado la víspera de su patrona. Según la Guardia Civil, las piedras empezaron a caer sobre el cuartel a las 18.00. Los vecinos dicen que las lanzaron unos críos.

- A las 20.30, entre 4 y 5 agentes salieron a pedir explicaciones. Uno se quedó rezagado y recibió un golpe en la cabeza. Otro que acudió a ayudarle también fue herido. Ayer operaron a uno de los agentes. Se espera que ambos reciban el alta en unos días. Tras la agresión, varias decenas de policías y guardias entraron el sábado en la barriada.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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