Argentina tiembla de miedo
En un clima tenso al no depender de sí misma, la selección de Maradona necesita vencer hoy a Perú y el miércoles a Uruguay para tratar de clasificarse para el Mundial
El fútbol, en Argentina, dejó de ser una excusa para pasárselo bien. Se convirtió, dentro y fuera del campo, en una cuestión apocalíptica. De poco le ha servido contar con algunos de los mejores jugadores del mundo: Messi y Agüero. Ni con el mejor futbolista de todos los tiempos en el banquillo: Diego Armando Maradona. Miedo, catástrofe y autodestrucción son algunos de los términos asociados en los últimos días a la selección albiceleste, que teme quedarse fuera de la Copa del Mundo de Suráfrica 2010. Podría evitarlo venciendo esta noche (24.00, Canal +) en Buenos Aires a Perú, colista del grupo suramericano, y el miércoles a Uruguay en Montevideo. Pero el miedo abruma.
Para conjurarlo ha optado Maradona en esta ocasión por un equipo claramente ofensivo. Un solo mediocentro (Mascherano), acompañado por un enganche (Aimar) y dos interiores (Enzo Pérez y Di María). Por delante, una pareja inédita en el ataque: Messi e Higuaín. Es la enésima apuesta de El Pelusa, que ha convocado a 78 jugadores desde que debutara como seleccionador el pasado 17 de noviembre ante Escocia. En una noria de ideas, Maradona ha pasado "de los bajitos a los grandotes", "de los de acá a los de allá [los que juegan en el extranjero]" y del "no es el momento de Higuaín" a "es el momento de Higuaín". El delantero del Madrid ha roto por fin su resistencia a contar con él y se estrenará en la selección a los 21 años tras marcar 32 goles con el conjunto español.
Hay una vena nostálgica en Maradona que le lleva a alistar a jugadores que fueron alguien en otras etapas. Aimar, por ejemplo, regresa a los 30 años después de dos de ausencia en la albiceleste. Tras una dolorosa experiencia en el Zaragoza, el media punta de Río Cuarto vuelve a brillar en el Benfica junto a un viejo amigo de escaramuzas en el River Plate, Saviola. Más chocante resulta el reclutamiento de nuevo de Martín Palermo. A los 36 años y después de 10 de ausencia internacional, el ex del Villarreal ha estado en boca de todos: por su gol con la cabeza desde 38 metros al Vélez, por los dos tantos en el reciente amistoso contra Ghana y porque se le considera un recurso necesario para un ataque estacionado ante un Perú presumiblemente encerrado en su jaula. "Si
le dan 20 minutos, le hace un gol a Perú", se añade al coro nada menos que Riquelme, exiliado de la selección por un choque de egos con Maradona.
Di María también representa un esperado regreso. Pieza clave en el oro olímpico de Pekín 2008, el volante izquierdo del Benfica ha sido añorado en los últimos cuatro encuentros que pagó de sanción tras su expulsión frente a Bolivia. Ni Jonás Gutiérrez ni Dátolo hicieron olvidarlo. Gutiérrez, precisamente, ocupará hoy el lateral derecho que deja vacante Zabaleta, lesionado el pasado lunes con el Manchester City. Por el carril izquierdo, otra novedad estimulante en la lista es la presencia del lateral Insúa. A los 20 años, el defensa del Liverpool vuelve triunfal a Argentina, de donde salió a los 18 del Boca hacia Anfield sin haber jugado en la Liga local. Una convocatoria esperanzadora la de este bajito (mide 1,65 metros, el que menos de la Premier), puesto que el lateral izquierdo ha sido uno de los puntos débiles de Argentina en los últimos meses.
"No pienso conscientemente en ello, pero el miedo está ahí", reconoció Demichelis, central del Bayern Múnich. Miedo no tanto a la pareja atacante del Perú de Chemo del Solar, Rengifo y Fano, sino a la propia desconfianza. "Sería una catástrofe [quedar fuera del Mundial]", remató desde Madrid el mediocentro Gago, una de las víctimas de las dos derrotas consecutivas, frente a Paraguay y Brasil, que han colocado a la albiceleste en el alambre. De hecho, sólo cuatro del fracaso ante Paraguay repiten: Romero, Heinze, Mascherano y Messi.
Por si fuera poco, la tensión aumenta por las turbulencias de Maradona con el que fue proclamado su asesor, el ex seleccionador Carlos Bilardo, una imposición del cacique del fútbol argentino, Julio Grondona, que domina la federación desde 1979. "Si sigo será con mis condiciones", amenazó Diego en alusión a la posibilidad de desprenderse de la incómoda sombra de Bilardo.
Uruguay espera agazapado. Le bastaría con empatar hoy en Quito ante Ecuador y ganar el miércoles a Argentina en Montevideo. Entonces sí, sería apocalíptico para Argentina.
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