_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Invasión

Imaginen una noche en la que el cielo parece una lona negra, una cubierta opaca, un techo hondo, sin un solo punto de luz. Invisible gracias a la oscuridad reinante, y silenciosa, debido a su tecnología, una nave extraterrestre atraviesa el cielo y se posa con suavidad en algún paraje solitario de la Comunidad Valenciana. Tras unos segundos de quietud, se abre una puerta-rampa por la que descienden Francisco Camps, vestido con la versión platónica de un traje de Milano; Ricardo Costa, enfundado en una camisa arquetípica de Lacoste (y con un Franck Muller que canta más que la propia nave); y Rita Barberá, con un cardado canónico en la cabeza y un bolso de Louis Vuitton en el brazo. En efecto, vienen a conquistar la Tierra y los han disfrazado de acuerdo a informaciones parciales que los extraterrestres tienen de nosotros. No obstante, y por si se hubieran pasado con la caracterización, los hacen descender en un lugar donde la afición a las fallas ha borrado la frontera entre la caricatura y la realidad.

El caso es que el curita típico, el pijo modelo y la mujer de rompe y rasga ejemplar logran, pese a su amaneramiento, ganarse la confianza de la población a la que pretenden someter. Completada la seducción, empiezan a lanzar esporas que arraigan en cabezas como la de Álvarez Cascos, la de Ana Botella, la de Alejandro Agag, la de Bárcenas, la de Aznar, todas ellas, observadas desde la perspectiva que da el tiempo, un poco marcianas. Como todos los colonizadores, se sirven para alcanzar sus objetivos de aborígenes sin escrúpulos tipo Paco Correa, De la Rúa o El Bigotes. El asunto ha hecho metástasis por doquier y aún no conocemos el número de cabezas infectadas. Pero peor hubiera sido que conquistaran el palacio de la Moncloa y desde él hubieran invadido el mundo (de hecho, Camps ya se había fijado en Obama).

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_