Vuelve Iniesta, vuelve el duende
Del Bosque recupera para el partido contra Armenia al volante del Barcelona, que se ha perdido los últimos 11 encuentros con la selección
El 12 de febrero, en Sevilla, España ganó a Inglaterra y le dijo al mundo que su triunfo en la Eurocopa 2008, logrado en Viena apenas unos meses antes, no era una casualidad. Aquella noche, Andrés Iniesta jugó su último partido con España. Ausente por lesión en los últimos 11 compromisos de la selección, incluidos los de Suráfrica en la Copa Confederaciones, el de Fuentealbilla está de vuelta. Iniesta, a quien la resaca del triplete le ha costado cara, no puede quitarse de encima la sonrisa de la cara y le sobran motivos. Tras un triste verano -"tenía que ser el mejor de mi vida y terminó siendo el peor", ha explicado- ha recuperado sensaciones de futbolista en el Barcelona, el sábado jugó el primer partido completo de la temporada, y ayer viajó a la capital de Armenia, más de cinco horas de vuelo que pasó durmiendo, leyendo, escuchando música y feliz. "Le echábamos de menos", reconocen en el cuerpo técnico de la selección, entre los compañeros y, por supuesto, entre los empleados federativos.
"Es incomparable. Nadie juega con la suavidad de Andrés", dice el seleccionador
"Con él todo es más fácil", razona Piqué. "Más allá de lo futbolístico, a Andrés se le echa de menos en el día a día y, por supuesto, en el campo", concluye su compañero en el Barça y en la selección. "Con Andrés siempre cuentas: en el campo se ofrece y da soluciones de pase. Además, pasa y tiene gol. Y fuera es una persona excepcional", añade Xavi. Del Bosque, como Guardiola, como Luis, vive rendido a su fútbol. "Es un futbolista único, incomparable", dice el seleccionador, feliz por tenerle de vuelta. Del Bosque se arranca al hablar del liviano volante del Barcelona: "Desde el medio campo aporta todo lo que un centrocampista puede dar y en la banda hay muy pocos que sean capaces de irse en el uno contra uno como él".
Del Bosque insiste en que da igual si Iniesta aparece en el partido como generador de juego, en la primera fase de aproximación al área rival, o más avanzado como punta, "por la izquierda". Lo tiene claro el técnico salmantino: "Al nivel de Iniesta hay pocos en la historia, me cuesta compararle". Razona Del Bosque: "No recuerdo un futbolista que tenga esa suavidad con la que él juega. Todo lo hace muy fácil no necesita del físico para desbordar, es resistente y muy rápido. Lo tiene todo: regate, visión de juego, pase, disparo a gol. Es un jugador completo y estéticamente, ligero. Parece que lo hace todo sin esfuerzo".
Necesita Del Bosque a Andrés, capaz de jugar por dentro y por fuera, indistinta e intuitivamente. "Andrés es un abanico de opciones, no es un jugador cualquiera", dice de él Tito Vilanova, segundo de Guardiola.
"Tiene duende", asume Güiza. "Sí, tiene duende", insiste a punto de aterrizar en Armenia, donde la selección llegó ayer, cenó y se fue a descansar, a la espera de realizar hoy por la mañana el primer entrenamiento en el estadio donde mañana, a las seis de la tarde hora española, jugará su penúltimo partido oficial antes del Mundial de Suráfrica. A Iniesta se le espera en el once. "Necesito jugar", explica. "Hay que cuidarle, pero está bien", dijo Guardiola, que desde que descubrió a Andrés no concibe la vida sin disfrutar del jugador, que regresó a la selección con un completo informe del trabajo que viene haciendo esta temporada. "Está bien, le basta con trabajar los cuádriceps, hacer bien los estiramientos y un buen masaje. Está perfecto", sostienen en el cuerpo médico del Barcelona, donde han aconsejado a sus colegas federativos que, a ser posible, no juegue los dos partidos completos, en Armenia mañana y en Bosnia el miércoles. "Me jugué la pierna, y me la volvería a jugar", recuerda Iniesta, que ha seguido a pies juntillas los plazos marcados por el Barcelona y ha recuperado las sensaciones que le hacen único. Sonríe Andrés, a punto de renovar y ampliar su contrato en el Barça, y tan feliz porque se ha vuelto a vestir de rojo. Andresito se ríe hasta del hombre del saco. Definitivamente, el duende ha vuelto.
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