El delfín del rector de la Universitat se complica

A estas horas las elecciones a rector en la Universitat de València recuerdan al camarote de los Marx. A los candidatos ya anunciados (María Antonia García Benau y Vicent Soler) y al casi inevitable tercer nombre que saldrá del proceso de participación iniciado en junio (la asamblea del 22 de octubre en Tarongers será probablemente decisiva al respecto) se suma la compleja situación del actual equipo de gobierno. Antonio Ariño, vicerrector de Calidad y Convergencia Europea, algo así como la mano derecha del rector Francisco Tomás, ha resuelto no presentarse por motivos personales. En vez de simplificar el panorama, la retirada de Ariño ha decidido a otros dos vicerrectores, Esteban Morcillo (de Investigación) y María Vicenta Mestre (Estudios) a dar un paso al frente.

O medio, porque aunque ambos barajan anunciar su candidatura, de momento no acaban de animarse. En el equipo rectoral predomina la idea de que debe haber un solo candidato vicerrector. Lo contrario acarrearía desgaste interno y una dispersión de la baza del aparato con la que cuenta todo delfín.

Aunque los nombres de Morcillo y Mestre ya habían sonado, la incógnita sobre qué haría Ariño, que en los últimos ocho años ha ocupado una posición de centralidad (ha sido, entre otras cosas, autor del plan estratégico y coautor junto a Morcillo del proyecto de Campus de Excelencia Internacional que tan buenos resultados le ha dado a la universidad), parecía haberlos llevado a un cierto letargo del que ahora han despertado.