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El Gordo disparaba con balas de fogueo

El hombre abatido a tiros no declarará por problemas mentales

Pablo Linde

Los vecinos de Hortaleza que veían cada día sentado en un banco a José Luis A. T. siempre pensaron que "no estaba muy bien de la cabeza". Un psiquiatra confirmó esta sospecha. La policía no pudo tomar ayer declaración a este hombre de 208 kilos y 41 años que el pasado domingo disparó contra varios agentes porque, según el facultativo, no está capacitado para ello. La Policía Científica descubrió después que poco daño podía haber causado a los funcionarios: las armas que llevaba cuando fue reducido a tiros eran de fogueo.

José Luis seguía ayer ingresado en el hospital Ramón y Cajal. Continuaba recuperándose de los seis balazos que recibió en las piernas, el glúteo y el abdomen. Cuando vio que estaba cercado por varios policías, se sacó de los bolsillos dos pistolas y se puso a disparar. Los agentes, confundidos por el sonido y la apariencia de las armas, prácticamente idénticas a las reales, comenzaron a tirotear a El Gordo, como le conocen en el barrio. Es, según la Jefatura, el protocolo que se debe seguir en estas situaciones. Por eso es probable que no haya ningún expediente contra ellos tras prestar declaración.

Según dicen los vecinos, José Luis se pasaba el día "vegetando", desde primera hora de la mañana hasta última de la noche, sin hacer nada frente a la iglesia del Cristo Salvador, en la calle de Manizales. "Si te quedabas mirando fijamente a veces se ponía un poco agresivo, pero en general no se relacionaba con nadie", explicaba una señora, que señalaba un bloque cercano para indicar dónde vive José Luis junto a una mujer.

Seguramente algo tendrían que ver con su actitud los problemas mentales que le ha detectado ahora un psiquiatra y que harán que un juez decida sobre su situación.

Lo que pocos se explican es por qué tenía esas pistolas, además de otras dos que le encontraron en una bolsa junto a varios cuchillos. A lo mejor se sentía amenazado. El responsable del locutorio que hay justo enfrente de la parada de autobús donde ocurrió el tiroteo afirma que le oyó decir que "le perseguían unos iraníes".

José Luis pasaba tanto tiempo sentado en el banco frente a la iglesia del Cristo Salvador que no es raro que cuando los coches de Google pasaron fotografiando la calle lo captaran allí. Justo delante de donde aparece sentado, en la parada del autobús, se produjo el tiroteo el domingo.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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