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Reportaje:

Malditos tacos de aluminio

Oubiña, internacional del Celta, gravemente lesionado desde 2007, se arriesga a no jugar más

El lunes pasó por el quirófano y volverá a hacerlo dentro de tres meses. Dos años después de destrozarse la rodilla izquierda, Borja Oubiña (Vigo, 27 años) pelea por seguir en el fútbol profesional. No piensa en cómo se produjo la lesión, pero la recuerda con lucidez. "Le vi venir, pero metí la pierna como lo hice tantas veces", explica. Quería proteger la pelota, pero llegó Dirk Kuyt que, literalmente, le atropelló. Todavía lamenta Oubiña haber calzado aquella tarde tacos de aluminio, cree que no le ayudaron a mantenerse estable ante el impacto.

Fue en 2007 en Anfield contra el Liverpool y en el primer partido que el mediocentro gallego jugaba con el Birmingham. Había llegado a la Premier tras una cesión de última hora y todo un verano buscando una salida tras vivir su segundo descenso con el Celta. En el de 2004 acababa de dar el salto desde el filial y supo crecer con el equipo para volver a Primera.

El lunes volvió al quirófano: "Para mí es una oportunidad más que un problema"

Tres años después todo era diferente: Oubiña ya era un profesional contrastado, internacional y habitual en las convocatorias de Luis Aragonés, que preparaba una Eurocopa finalmente triunfal. Jugar en Segunda significaba renunciar a ella. Por eso se fue a Birmingham.

Pero Kuyt fulminó todas esas ilusiones once minutos después de su debut. No hubo maldad en la entrada, sólo alevosía, pero le partió el ligamento cruzado anterior, el lateral interno y dejó afectados los dos meniscos. El Birmingham, al que Oubiña llegó con un contrato de cesión, comprendió que no iba a disfrutar de sus servicios y forzó una rescisión, pero el Celta no le falló pese a que la recuperación no fuera lineal y se demorara más de lo previsto debido a una infección en la articulación.

Tardó catorce meses en volver a jugar un partido. El Celta seguía en Segunda y España ya era campeona de Europa. "Muchas veces pienso que yo estaba allí con ellos, que formaba parte del grupo", lamenta Oubiña. Volvió, participó en catorce partidos y suscitó el interés de clubes de Primera que guardaban en la retina la imagen de un centrocampista ordenado, con toque y capacidad defensiva. Pero él sabía que no estaba a tope, daba un paso adelante y dos atrás. "Intentamos un tratamiento conservador consistente en una buena musculación y en realizar entrenamientos progresivos. No tuvimos prisa, pero en cuanto aumentamos las cargas volvieron a aparecer los dolores y las limitaciones", explica Juan José García Cota, médico del Celta.

La rodilla sufrió un proceso infeccioso que complicó la recuperación. La solución era regresar al quirófano y, al fin, lo hizo. Justo anteayer, en Barcelona. "Para mí es una oportunidad más que un problema", reflexiona el futbolista, un tipo cabal, capaz de sacarse la carrera de empresariales mientras se abría camino en el fútbol profesional. Con todo, García Cota reconoce que está en una encrucijada. "Existe el riesgo de que no pueda volver a jugar al fútbol profesional", asegura.

En el mejor de los casos, Oubiña, que tiene 27 años, no se pondrá la camiseta del Celta hasta la próxima temporada. Y ya sería una buena noticia porque el médico expone un símil inquietante. "Estamos como cuando el entrenador va perdiendo un partido y quita a un defensa por un delantero para ir a la desesperada".

Oubiña, en las instalaciones del Celta.
Oubiña, en las instalaciones del Celta.LALO R. VILLAR

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