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La culpa fue de "la vida loca"

La anarquista acusada de cuatro atentados en Valencia dice que "ha cambiado"

La culpa fue de "la vida loca y caótica" que llevaba entonces. Amanda Cerezo García, una anarquista que se enfrenta a 132 años de cárcel y que está acusada de haber participado en cuatro atentados que se produjeron en Valencia en 2003, explicó ayer en la Audiencia Nacional que su vida "ha cambiado" y que ya no es aquella persona "descarriada" que preparó un paquete-bomba que explotó el 24 de mayo de 2003 en un edificio de Correos situado en el número 175 de la calle de San Vicente y que causó heridas a nueve personas.

La acusada dijo que preparó esta acción a partir de "la información que había conseguido recopilar en Internet" e indicó que no tenía "ningún motivo lógico ni racional" para llevarla a cabo. "No tenía trabajo, ni casa, ni familia", alegó a preguntas de su abogado.

También dijo que no pretendía que el artefacto, que se encontraba en el interior de un sobre de color marrón, explotara cuando fuera manipulado por los funcionarios de Correos sino que lo dirigió al partido ultra España 2000, porque su máximo responsable era "presidente de los empresarios de clubes de alterne". "Lo hice por antipatía hacia él, por su condición fascista y machista", dijo antes de señalar que "sólo quería asustarlo".

La acusada, a la que el fiscal imputa nueve tentativas de asesinato, un delito de estragos y tres de daños, llegó a calificar su acto de "estúpido". "No pensé en las consecuencias, estaba convencido de que (el artefacto) sería detectado y que sólo podría hacer ruido porque era un petardo grande", indicó antes de señalar que nunca ha pertenecido a ninguna organización terrorista y "nunca" ha estado "de acuerdo con el uso de la violencia".

Además, negó su participación en los incendios de una excavadora, un cajero automático de la entidad Bancaixa y la sede del Instituto de Formación Profesional de El Cabañal, que la fiscalía también le imputa junto a su entonces compañero sentimental, José Alonso Sánchez, que se enfrenta a nueve años de prisión por reivindicar estos ataques.

Durante su declaración, Alonso Sánchez negó su participación en los hechos y aseguró que en realidad llamó a los periódicos para avisar de su existencia. En la primera sesión de la vista oral, que se reanudará hoy ante la Sección Primera de la Sala de lo Penal, también testificó un funcionario de policía que señaló que los acusados fueron detenidos porque estaban siendo investigados por actos de sabotaje contra un proyecto de urbanización en el barrio de El Cabañal.

Según el escrito provisional de conclusiones del ministerio público, los dos procesados son "activistas anarquistas vinculados a un núcleo de libertarios" que se conectaban a través del Ateneo Libertario de Valencia y, anteriormente, de un centro social alternativo denominado Malas Pulgas. Ambos estaban de acuerdo en "utilizar medios violentos para la consecución de sus fines, que no eran otros que realizar actos de protesta, reivindicación y oposición frente a determinadas decisiones de las Administraciones Públicas".

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