La pandilla de Montoro
La frase ni siquiera es suya. La copió de una pancarta que tenía ante sus narices y la gritó con rabia en el velódromo de Dos Hermanas: "El Gobierno de Zapatero es una pandilla de inútiles que está arruinando España".
Cristóbal Montoro se quedó satisfecho. Con ese lenguaje tan castizo se garantizaba un hueco en las primeras páginas del día siguiente. No todo el espacio iba a ser para sus jefes Rajoy, Cospedal y Arenas.
Pero los titulares del pasado lunes reflejaban, además del acto de autoconsolación del PP en Dos Hermanas, otras mortificantes noticias protagonizadas por dirigentes de su partido. La última, que la Brigada Policial de Blanqueo ha encontrado pruebas de posible financiación ilegal del PP nacional en el periodo 1996-99, cuando gobernaba José María Aznar. Además, claro, de todo lo que sabíamos ya de las fechorías de la pandilla Correa&Pérez en Valencia y Madrid.
La policía ha descubierto una concluyente misiva dirigida en 2003 por Álvaro Pérez, alias El Bigotes, a Mariano Rajoy en la que le exigía el pago de las deudas atrasadas, que debía hacerse parte en A y parte en B. Es decir, en dinero negro, sin IVA. Ejemplar.
El Bigotes le recuerda a Rajoy que su antecesor como secretario general del PP nacional, Javier Arenas, y el ex tesorero, y hoy imputado (junto a 71 personas más, solo en Madrid), Luis Bárcenas, estaban informados del asunto.
Arenas, que se prometía una resaca feliz tras el mitin de Dos Hermanas, veía cómo su nombre aparecía relacionado de nuevo con el caso Gürtel. Y ha reaccionado como siempre: amenaza con querellarse contra quien difunda la parte del informe policial en la que se le cita.
En esta ocasión, le ha tocado al diputado socialista Miguel Ángel Vázquez, quien pidió al líder popular que aclarara su relación con el entramado corrupto. Porque "Arenas sabía lo que pasaba y/o pasaba de lo que sabía", sostiene el secretario de comunicación e imagen del PSOE andaluz.
No es la primera vez que Arenas amenaza con querellas. Por algo le llaman querellator. Lo malo es que luego no concreta esas denuncias, caen en el olvido o son desestimadas.
Pero a lo que íbamos: reflexionaba sobre la "pandilla de inútiles" de Zapatero mientras ojeaba la prensa y veía las fotos de quienes han formado parte de la "pandilla" del PP desde hace más de una década: Correa y Pérez, encaminándose con paso marcial a la boda de la hija de Aznar (que ellos organizaron) en El Escorial.
Meditaba sobre si Montoro prefiere en su pandilla a esos sofisticados políticos del PP que mandan llamar al sastre a la una de la madrugada para que le retoquen en la suite del Ritz una pinza del pantalón. O, como dice una columnista madrileña, al rey del pijerío, Ric Costa. O a quienes conducen un lujoso Jaguar o portan exóticos bolsos de Louis Vuitton regalados por los "amiguitos del alma".
Una pandilla en la que caben, como denunciaba Zapatero ese mismo lunes en la SER, los poderosos que piden al tiempo restringir los derechos y abaratar el despido de sus trabajadores, mientras reclaman para sí un aumento de subvenciones y la rebaja de impuestos y cotizaciones.
A esos avispados empresarios, Montoro los conoce bien. Aunque nacido en Jaén, ha hecho su carrera profesional y política en Madrid. Allí fue donde lo fichó Aznar, en 1993, cuando era miembro del Comité Financiero de la patronal (CEOE). Desde entonces anda metido en política, e incluso fue ministro. De Hacienda. Su especialidad, dicen. Aunque en esta crisis que nos azota, salvo pedir que se bajen los impuestos, ha aportado pocas soluciones.
Quizá por esa falta de ideas tomó prestada la de la pancarta de Dos Hermanas. Ésa en la que llama al gobierno de Zapatero "pandilla de inútiles". ¡Qué valiosa aportación a la crisis!
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