La chabola del tesoro

Billete a billete, ganado papelina a papelina, el clan de narcotraficantes del poblado de Son Banya, en Palma de Mallorca, había sumado un botín de 4,3 millones. Un tesoro que habían escondido bajo tierra y una capa de hormigón. Y en la caseta de un perro peligroso guardaban 7,5 kilos de joyas. Todo en cajas de plástico precintadas que la policía tuvo que sacar del escondrijo con una máquina excavadora.

El secreto estaba ubicado en un almacén vecino de la chabola de La Paca, la jefa de todas las bandas de narcos de la isla, que está en prisión y que controla aún el asentamiento gitano levantado durante la dictadura de Franco. Francisca Cortés, la Paca, de 54 años, analfabeta funcional, tiene seis hijos y cinco hermanos. Está presa, condenada a 22 años por narcotráfico, por un caso que surgió tras el robo de cuatro millones de euros, otro botín distinto, que estaban enterrados en un agujero en una cuadra de caballos. En este asunto fue condenado a nueve años de cárcel, por complicidad con La Paca, el policía José Gómez, Pepote, y su novia abogada, María Ángeles López, que se han casado en prisión.

El hallazgo del nuevo tesoro llegó después de un tiroteo entre narcos. Un disparo de una de las bandas enfrentadas acabó con la vida de La Parrala, una mujer asociada con La Guapi, hija de La Paca. Antes de que se desencadenase una guerra a tiros, la policía decidió actuar para buscar armas. Un centenar de agentes adscritos a la Brigadas Provinciales de Policía Judicial y de Seguridad Ciudadana de Baleares entraron en el poblado para registrar 14 viviendas y efectuar detenciones.

Y así hallaron el tesoro. Los narcos, cansados del bloqueo de sus cuentas y de los embargos de bienes ordenados por jueces y fiscales, llevaban años ocultando su dinero sucio así, bajo tierra. En billetes de todos los tamaños y valores, pero sobre todo de 50 euros. Fáciles de despachar.