Sócrates afronta una dura negociación para gobernar sin mayoría absoluta
El derechista CDS-PP se perfila como posible aliado de los socialistas en Portugal
Pasada la euforia por la victoria en las elecciones del domingo, el socialista José Sócrates encara una travesía difícil en el nuevo mapa político portugués. Antes de formar gobierno, el primer ministro tiene que buscar en los partidos a su derecha o a su izquierda el apoyo de 20 diputados, como mínimo, que le garanticen la mayoría absoluta de 116 votos en la Asamblea de la República. Las primeras declaraciones poselectorales entreabren la puerta a un acercamiento entre el Partido Socialista (PS) y el derechista Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS-PP) que, de concretarse, constituiría el escenario más inesperado, que sólo tiene un precedente, en 1978, desde la recuperación de la democracia.
El primer examen será la aprobación de los presupuestos para 2010
PS (96 diputados) y CDS (21 diputados) suman 117 representantes en el Parlamento, a falta de cuatro escaños pendientes de atribución. El Partido Social Demócrata (PSD), de Manuela Ferreira Leite, la gran derrotada del domingo, daría una mayoría más sólida con sus 78 diputados, pero los ánimos no permiten, al menos de momento, un acuerdo entre los dos partidos más votados.
A la izquierda, Sócrates tendría que pactar con el Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista para alcanzar la mayoría absoluta. Es poco previsible un acuerdo estable entre los socialistas y dos fuerzas más radicales, que convirtieron al primer ministro en el objetivo de sus ataques durante toda la campaña. Los programas de unos y otros son tan contrapuestos en cuestiones esenciales (nacionalizaciones, salida de la OTAN), que hacen imposible un Gobierno de izquierda, a pesar de tener mayoría en el Parlamento.
Así las cosas, es más que probable que, después de la ronda de conversaciones con todos los partidos parlamentarios, el vencedor de las elecciones se incline por la formación de un Gobierno minoritario del PS con apoyos puntuales de otras fuerzas políticas, según el caso. El primer examen será la aprobación de los presupuestos de 2010, prevista para finales de octubre y principios de noviembre. Es previsible que los partidos de izquierda radical no le den su apoyo, por lo que Sócrates deberá buscar la abstención del PSD o el respaldo del CDS. No será fácil, señalaba ayer Nicolau Santos, director adjunto del semanario Expresso, ya que el PSD votará en contra de los presupuestos si el PS mantiene su apuesta por las grandes obras públicas, empezando por el tren de alta velocidad entre Portugal y España. La defensa (Sócrates) y el rechazo (Ferreira Leite) del AVE fueron precisamente dos banderas que enarbolaron los dos principales candidatos durante la campaña electoral.
El CDS, por su parte, pondrá precio a su apoyo a los presupuestos. El problema es que sus propuestas con impacto fiscal apuntan a una reducción de impuestos o aumento de las prestaciones sociales. Un acuerdo PS-CDS implicaría aumentar el gasto en un contexto que reclama austeridad.
La euforia de CDS, que logró 175.000 votos más que en las legislativas de 2005, y del Bloco de Esquerda, con 192.000 nuevos votantes, contrasta con la depresión colectiva que se vive en las filas del PSD, el partido que aspiraba a dar un vuelco político en Portugal. Tan sólo logró 7.000 votos más. La crisis de liderazgo está servida, algunos barones ya empiezan a pedir la salida de Manuela Ferreira Leite, que pretende seguir al frente del partido al menos hasta las elecciones municipales del 11 de octubre.
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