Galicia vuelve al área de la guerra del fletán para pescar bacalao
Los armadores creen insuficiente el regreso a Terranova
La satisfacción de la ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, contrastaba ayer con la resignación de los armadores tras anunciar el mantenimiento de la cuota para el fletán negro y la reapertura del bacalao en aguas de la Organización de la Pesca del Atlántico Noroeste (NAFO), allí donde se libró la llamada guerra del fletán. Lo que Espinosa calificó como "dos buenas noticias" se traduce, en la práctica, en "un mal menor", según dictaminó el secretario general de la Confederación Española de Pesca (Cepesca), Javier Garat. Quizás un respiro, después de los problemas con Noruega que "históricamente" ha padecido la flota bacaladera española que faena en Svalbard. El regreso al escenario de la guerra del fletán no "despierta viejos fantasmas" entre los armadores que consideran la apertura "buena pero no suficiente".
Los propietarios de barcos critican la baja cuota aprobada por la NAFO
Lo cierto es que los gallegos han vuelto a esas mismas aguas estos años para capturar fletán, pero lo han hecho de forma "exigua", dado lo reducido de los topes, lo que tampoco ha generado problemas. "En bloque llevamos sin trabajar allí desde el 95", recuerdan en alusión a la zona situada a unas 350 millas al Este de Canadá.
El sector europeo en bloque pedía hace 15 días abrir el bacalao con un TAC de 8.000 toneladas, no obstante, se han aprobado 5.500 toneladas para la UE lo que supone para España, 787, un 15%. "Una cuota muy pequeña que permitirá trabajar a uno o dos buques", explican desde Cepesca.
Y es que la Unión Europea no deja de ser una parte más de todos los agentes con voz y voto de NAFO, que acaba de concluir su 31 reunión anual, y aunque tiene un peso específico "no es la más importante", reconocen. A ello hay que sumar, además, que dentro del bloque comunitario cada país tiene sus objetivos y "hay otros intereses que priman sobre la pesca".
El sector del bacalao ha sido uno de los subsectores en España que más se ha dimensionado a los recursos. El tijeretazo ha dejado siete barcos operativos de los 120 que había a principios de los años 80. Todos tienen su base en Vigo, y si bien la mitad del capital es vasco, con tres empresas, las otras dos armadoras son gallegas.
En el caso del fletán negro, el 95% de los buques están adscritos a Galicia, entre 25 y 30. El mantenimiento de la cuota en 4.395 toneladas se toma como "un mal menor" y cierto malestar, ya que entienden desde Cepesca que "había argumentos suficientes -de tipo biológico y socioeconómico, dicen- para subirla un 15%". Se refieren con ello a un informe independiente que emplea un modelo de evaluación distinto al de NAFO y con resultados más optimistas sobre la recuperación de la pesquería.
Garat asegura que en este punto coinciden "los canadienses, nosotros y otros países y científicos", afectados por esta especie. Por eso, añade el secretario general de la Confederación Española de Pesca, sorprende "la cabezonería" de la Comisión Europea por no aumentar la cuota. Se trata de "una decisión política", aseguran los armadores que pedían un incremento del 15% en las capturas, cuando el resultado de ese informe independiente "estaba bastante por encima".
Ahora toca ponerse de acuerdo. La legislación española tiene repartidos los derechos de pesca en función de una orden ministerial que establece un censo de buques bacaladeros y el coeficiente de cada uno. Ante lo exiguo de la cuota del bacalao, se debatirán posibles colaboraciones para realizar una especie de explotación conjunta de armadores españoles, una fórmula que no es nueva porque "salir todos a pescar no sería rentable". Será a partir del próximo 1 de enero.
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