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Crónica:Cuarta jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Espanyol huele a equipo nuevo

Remonte blanquiazul contra un Málaga fuerte en las áreas

Jordi Quixano

Algo está cambiando en el Espanyol. Es un equipo en fermentación, pero le sobra brío, ganas y garra. De ahí que anoche, sin los lesionados Tamudo y De la Peña, no se contentara con las tablas ante el Málaga, indefinido a la hora de proponer juego pero solvente en defensa y competente en el área opuesta.

El Málaga, excepcional en la temporada anterior, ya ha cursado la primaria. Es una opción continuista, nada brillante pero de lo más apañada. No combina diez pases seguidos en busca del hueco preciso, tampoco tiene un regate extraordinario ni una profundidad de campo desorbitada. Pero defiende en bloque, apenas enseña fisuras en la zaga y delega las funciones del ataque en dos vertientes: la inspiración de Obinna y el pie de Duda. Anoche se encargó de desdibujar a Verdú, único futbolista capaz de atender los movimientos avanzados y aclarar el campo con su toque.

ESPANYOL 2 - MÁLAGA 1

Espanyol: Kameni; Chica (Roncaglia, m. 85), Forlín, Pareja, David García; Moisés Hurtado, Verdú; Luis García (Iván Alonso, m. 52), Corominas, Ben Sahar (Nakamura, m. 62); y Callejón. No utilizados: Cristian Álvarez, Javi Márquez, Pillud y Marqués.

Málaga: Munúa; Cuadrado, Gámez, Wellington, Mtiliga; Torres (Benachour, m. 76), Juanito (Forestieri, m. 82); Fernando (Edinho, m. 61), Obinna, Duda; y Baha. No utilizados: Arnau, Manu, Luque y Gaspar.

Goles: 0-1. Forlín, en p.p.. 1-1. M. 54. Ben Sahar. 2-1. M. 80. Iván Alonso.

Áribro: Gámez. Amonestó a Welington, Pareja, Duda, Alonso, Munúa y Edinho.

Nuevo Estadio: 21.130 espectadores.

Centró Fernando y Forlín metió la cabeza con desatino; se marcó en propia puerta. El gol, al contrario de lo esperado, destensó al Málaga y reactivó al Espanyol, más brioso en el segundo acto y con nuevas armas. Fiel a la teoría de no tocar lo que funciona, Pochettino mantuvo el mismo equipo que venció en Riazor. También abogó por salvaguardar la propuesta de juego, con la presión adelantada, con la idea de sofocar a la zona de creación adversa. Y con el balón en los pies, es un torbellino. En una de esas, Coro centró a Ben Sahar, que remató a la red. Poco después, Nakamura encontró a Iván Alonso después de un barrido de defensas de Ben Sahar. Alonso, con un disparo cruzado, resolvió la jugada y, de paso, el partido. El césped era nuevo y no presentó dudas, el campo es un escenario atildado y resplandeciente y el equipo huele a nuevo.

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