"Vicente Calderón era un señor"

Hugo Sánchez (Ciudad de México, 51 años) regresa al Vicente Calderón, su primer hogar en la Liga española, con el colmillo afilado. El entrenador del Almería es "consciente" de que un simple empate agravaría más si cabe la crisis institucional y deportiva que sacude al Atlético de Madrid en su peor arranque de campeonato desde que descendió en 2000.

Pregunta. ¿Recuerda una borrasca parecida en su estancia en el Atlético?

Respuesta. Fueron cuatro años en los que me lo pasé muy bien. Hice amigos y viví momentos muy agradables y también algunos difíciles, aunque no recuerdo que fueran tan complicados. Entablé amistad con Clemente Villaverde, el actual gerente, Ruiz, Arteche, Pedraza, Cabrera, Marcos... Y, ante todo, tuve la fortuna de que, cuando estuve, Vicente Calderón era el presidente. Era todo un señor. Le considero mi padre deportivo.

"Al Atlético le podrán los nervios si no marca temprano. Entonces entraremos en escena"

P. Murió de un infarto en 1987. Usted ya llevaba más de una temporada en el Madrid.

R. Todas las etapas son diferentes, y aquella de rojiblanco la viví intensamente. Me da mucho gusto haber logrado para sus vitrinas aquella Copa del Rey de 1985, el primer y único título que ganamos en mis cuatro años. Fue fantástico despedirme con algo así en las manos. Por cierto, buscaré la oportunidad de donar el trofeo original del pichichi

que logré con el Atlético ese mismo año a la vitrina del Museo. También les dejaré la copia del galardón que me dieron en la FIFA por ser el mejor jugador del siglo pasado de la Concacaf.

P. A la afición no le sentó nada bien su marcha a Chamartín.

R. Yo lo que hice fue ayudar al Atlético mientras estuve como futbolista. También estuve en el Rayo. Y que conste que pude ir al Barcelona, pero Venables prefirió fichar a Archibald, su paisano. La segunda vez que lo intentaron el tren ya había pasado. Le di prioridad al Madrid. Mi destino se pintó de color de blanco.

P. Y mucho menos de rojiblanco.

R. ¡No, no, también! Por supuesto. La ventana que me abrió la posibilidad de triunfar en Europa fue el Atlético. Pese al ambiente que habrá, uno siempre está contento de regresar a uno de los lugares en que ya estuvo.

P. Pese a la goleada que le endosó en el Camp Nou, Guardiola es de la idea que el Atlético es más peligroso cuanto más herido.

R. Es un buen momento para visitarles, ellos tienen algo de presión y mucha inquietud por lo que están viviendo. Hay que aprovechar la circunstancia, que les atenacen los nervios. Para eso no debemos encajar ningún gol tempranero. Así, según vayan pasando los minutos, la angustia del Atlético crecerá hasta agobiarlos. Entonces entraremos en escena. Sí o sí, la presión será para ellos: el Almería está jugando su propia Liga, que es mantener la categoría. La ambición de Abel abarca mucho más, es meterse en la Champions, en competiciones europeas. Nosotros somos un equipo modesto y vamos con la intención e idea de puntuar, por supuesto, pero pensando en nuestra propia Liga.

P. ¿Tanto se nota que el Almería sea el club con menos abonados, unos 9.000, de Primera?

R. Se nota siempre, si se tienen tan pocos no se dispone de potencial económico para poder tener fichajes. Los resultados hablan por sí solos, dónde está la clasificación de un Barcelona o un Real Madrid y dónde la de los demás equipos. Los que intentamos mantener la categoría sabemos que va a haber 10 ó 12 clubes inmiscuidos en evitar el pozo. Son muy poquitos los que no estarán ni arriba ni abajo, que se queden en tierra de nadie.

P. El Almería lleva un gol en tres partidos. ¿Echa de menos a Negredo?

R. Teníamos un equipo fuerte la temporada pasada, la salida de jugadores como él nos hace tener un doble trabajo. Estamos tratando de reconstruir un grupo que tenga la misma fuerza. Ando detrás de esa misión.

P. ¿Cuál es su delantero predilecto?

R. Como entrenador que soy, me resulta difícil decir nombres porque tendría que decir los de mi equipo. Preferiría omitir este comentario, aunque el Atlético no se puede quejar de los que tiene. Forlán es mucho más que un goleador. Tiene muchísima capacidad. Hay que ser muy talentoso para marcar 32 goles. Por algo ha repetido como Bota de Oro. Yo lo conseguí con 38 en 1990, los mismos que anotó Zarra mucho antes. Una buena manera de cerrar mi quinto pichichi.

P. Lo que no tiene Forlán en su remate de chilena.

R. Es algo que me caracterizó y me gustó practicarlo por imitación a mi padre, que lo practicaba en las pachanguitas. Se me quedó grabado en la cabeza, con sólo seis años. También se lo debo a mi hermana.

P. ¿Y eso?

R. Erlinda y yo fuimos juntos a los Juegos de Montreal 76, ella como gimnasta y yo como futbolista. Mi hermana me decía que hiciera ejercicios con ella y uno de ellos fue la voltereta con la que celebraba los goles. Eso y el yudo me ayudaron muchísimo para tener mayor efectividad y elasticidad en el fútbol, para saber rematar con todas las partes de mi cuerpo.

P. También influyó su competitividad desaforada.

R. ¡Por la educación que me impartieron! Mi padre me motivaba en lo deportivo y mi madre en la educación, en la escuela, un poco en todo. Y quieras o no se me quedó muy grabado su mensaje: ser el mejor hijo, el mejor hermano, el mejor alumno, el mejor compañero, el mejor dentista, el mejor novio, el mejor esposo, el mejor amante, el mejor padre, el mejor jugador, el mejor entrenador...

P. ¿Para conseguirlo sigue poniendo vídeos suyos en el vestuario, como hacía con los equipos que dirigió antes de cruzar el charco?

R. No, regularmente, estando aquí en España, no he hecho nada de eso. ¿En México? En alguna ocasión, como en la pretemporada con Pumas; los jugadores me respetaban, me pedían vídeos y se los dejaba. Pero no me quedaba con ellos a verlos. Aquí en España no lo hago porque los jugadores que quieran pueden ver mis goles en internet. Ya tienen entrada directa en el ciberespacio. Eso es lo de menos, lo que quiero es que ninguno se conforme con lo que se tiene y con lo que se es. Por eso mi referente es Luis Aragonés, por su jerarquía y prestigio dentro y fuera de la cancha.