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Interior mantiene la vigilancia de ríos pese a remitir las lluvias

La consejería desactiva la alerta, pero avisa sobre desprendimientos

Poco a poco, los cielos se fueron aclarando ayer en Vizcaya. Las lluvias que el pasado viernes anegaron carreteras y locales comerciales, sobre todo en la franja costera del territorio y especialmente en Bermeo y Lekeitio, con precipitaciones "históricas", según los responsables de Emergencias, remitieron para tranquilidad de los miles de ciudadanos afectados. El plan de emergencia por inundaciones puesto en marcha por Interior fue desactivado, aunque se mantenía la vigilancia y seguimiento de los ríos ante posibles aumentos de caudal. Sin embargo, no hubo que lamentar incidencias de importancia.

Con el paso de las horas, la amenaza del agua fue perdiendio intensidad. Las nubes descargaron un máximo de hasta 15 litros por metro cuadrado en una hora, apenas la décima parte de los baremos registrados anteayer en Bermeo. El cauce de la mayoría de los ríos se mantuvo dentro de los niveles de seguridad, aunque el río Butrón se desbordó durante la madrugada a la altura de Gatika y obligó a cerrar la carretera BI-634 hasta pasadas las diez de la mañana.

Al margen de balsas de agua en distintos puntos, ésa fue la única afección de las tormentas en la red viaria vizcaína. No obstante, Interior recordó que, aunque las lluvias remitirán de forma notable en las próximas horas, según la previsión de Euskalmet, paralelamente aumentará el riesgo de desprendimientos en algunas carreteras del litoral. Por ello, el departamento aconseja extremar las precauciones en la conducción.

Por lo demás, la jornada de ayer sirvió para empezar a solucionar los desperfectos causados por el intenso aguacero. Las localidades más afectadas vivieron un sábado extraño, más frenético de lo habitual, en el que los vecinos se tuvieron que afanar para reparar los daños en decenas de bares, restaurantes, sucursales bancarias y otros locales comerciales, además de garajes comunitarios.

La jornada más reivindicativa se vivió en Getxo, donde varios centenares de personas tomaron parte en una manifestación de protesta que reclamó el anunciado encauzamiento del río Gobelas para evitar inundaciones a su paso por el municipio. La promesa institucional se remonta a julio del año pasado, cuando las intensas precipitaciones registradas desbordaron el cauce, anegando un centenar de portales y más de un millar de plazas de garaje. Los afectados se quejaron con amargura por el retraso de las obras previstas.

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