Ajuste duro en Serbia
El país balcánico se enfrenta al desafío de recortar el tamaño del Estado para superar la crisis
Serbia ha tenido que esperar al impacto de la crisis financiera mundial para plantearse una seria reforma en su estructura económica. Después de sacudirse 50 años de economía centralizada, heredada del régimen comunista, todos los expertos coinciden en que el país debe entrar en un proceso de cambios frenéticos para reducir el peso del Estado en las cuentas públicas. La caída de la productividad y sobre todo del comercio exterior refleja la necesidad de retomar una agenda de cambios postergados durante una década de crecimiento económico.
Las previsiones del Ejecutivo indican que el PIB puede caer un 3,6% este año -el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha pronosticado un retroceso del 4%- después de crecer una media del 6% en los últimos tres cursos. No obstante, durante este periodo, Serbia confió su crecimiento a los intercambios comerciales desoyendo los consejos de organismos internacionales que pedían más control en el gasto. Con la crisis económica, sus principales compradores en Europa occidental redujeron considerablemente los pedidos generando caídas en la producción y aumento del paro.
El desempleo llegará este año al 21%, tres puntos más que en 2008
En su última visita a Belgrado para negociar un préstamo de 3.000 millones de dólares, el FMI condicionó las ayudas a la inmediata reducción del gasto público y a la reforma en los sistemas de jubilaciones, sanidad y educación. El aparato heredado de la Administración de Slobodan Milosevic -gigante y con elevados niveles de corrupción- debe intensificar el escaso control sobre los fondos destinados a administraciones locales y regionales, pero además debería recortar su elevada plantilla al menos en unos 50.000 funcionarios.
El acuerdo final suscrito con el FMI indica que Serbia podría elevar el déficit fiscal hasta un 4,5% del PIB para este año -tres puntos más que lo presupuestado a comienzos de 2009-, y así tener más armas para combatir la crisis. En contrapartida, el Ejecutivo se compromete a no reducir los salarios y jubilaciones ni subir el IVA, pero sí recortar el aparato estatal con vistas al presupuesto de 2010. El FMI se ha comprometido a estudiar el préstamo en octubre y liberar 1.400 millones si las condiciones acordadas se cumplen.
Pero el gasto no es el único problema de Serbia. La crisis ha traído consigo el aumento del paro. Un informe del Banco Unicredit indica que este año el paro llegará hasta el 21%, tres puntos más que el 18% registrado en 2008. Según esos datos, y pese al repunte económico, el paro seguirá aumentando hasta el 20,5% en 2010. El informe pronostica, además, una caída del 42% en la inversión extranjera directa (IED), lo que dificulta considerablemente la creación de nuevos puestos de trabajo.
¿Buenas noticias? Los precios han comenzado a moderarse, lo que se refleja en que la inflación de agosto llegó al 8% frente al 8,5% de julio. El sistema bancario también parece salir airoso de la crisis, ya que diferentes informes reflejan que los 12 grandes bancos del país están capitalizados y gozan de una liquidez envidiable entre sus pares europeos. Las previsiones de PIB para el próximo año también son optimistas y hablan de un crecimiento del 1,5%, una recuperación -al menos en las estadísticas- que ya comenzará a notarse a finales de este curso. -
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