Toni Francesc: un creativo sin prisas
La crítica destaca la originalidad del diseñador español, que ha debutado en Nueva York
Hay quienes se entregan a la velocidad y hay quienes optan por ser corredores de fondo. Toni Francesc pertenece al segundo grupo. Este diseñador de 43 años hizo su debut en el Fashion Week de Nueva York el pasado martes, apenas seis meses después de haberse estrenado en la Pasarela Cibeles. No es un diseñador al uso, de los que acaban la escuela, buscan un showroom y aspiran, ante todo, a presentar cuánto antes su primera colección.
Este catalán crecido en Badalona a la vera de una madre modista con quien se entretenía cosiendo botones y pasando puntos flojos, fundó su empresa de moda, Toni Francesc, en 1992, pero no fue hasta 2006 cuando decidió lanzarse a las pasarelas. "Primero quería conocer bien el negocio, afianzarme, crear una empresa con cara y ojos, vender. Y cuando tuve suficiente dinero como para empezar a plantearme el mundo de los desfiles lo hice", explicaba tras presentar una colección titulada Los estados anímicos del agua, con la que espera abrir brecha en el mercado estadounidense.
Primero escogió el Fashion Week de Hong-Kong; de ahí saltó al Fashion Week de México; mostró su ropa en el Bread & Butter de Berlín y Barcelona; después viajó hasta las pasarelas moscovitas, y finalmente se sintió listo para dar el salto a la Gran Manzana. "Siempre había tenido Nueva York en el horizonte, pero no tenía prisa por llegar. Hace un año comencé a organizarme y podía haberlo intentado también en la pasada temporada, pero me surgió la oportunidad de desfilar en la Pasarela Cibeles y no me lo pensé. Nunca había desfilado en mi propio país y para mí era importante. Nueva York podía esperar".
Dice que todos los desfiles anteriores le han servido un poco de sparring para su estreno neoyorquino, que aunque se haya producido en medio de la mayor crisis que vive el sector en EE UU, a Francesc no le asusta. "También monté mi empresa en plena crisis del 92. Me va la marcha", bromea. Las crisis siempre tienen una doble vertiente que para algunos se traducen en oportunidades. Y los huecos que se han abierto este año en una de las pasarelas más competitivas del planeta han permitido que talentos desconocidos como Francesc tengan su primera oportunidad. Tanto él como David Delfin y el misterioso Joaquín Trias, que debutará hoy, han entrado por primera vez en el calendario oficial del Fashion Week de Nueva York. En la práctica se traduce en acceso directo a compradores potenciales para un mercado de 300 millones de personas.
Pero llegar hasta aquí no es económicamente fácil. Tanto Delfin como los cuatro españoles que presentaron sus colecciones fuera de calendario -Ana Locking, Juanjo Oliva, Carmen March y Juan Duyos- tuvieron el apoyo del Ministerio de Cultura. Francesc no pudo pedir esa subvención porque no pertenece a la ACME (Asociación de Creadores de Moda de España), aunque consiguió que la Generalitat de Cataluña le financiara el 50% de los gastos. "Creo que merece la pena el esfuerzo y he visto un sueño cumplido, aunque habrá que ver cuáles son los resultados", dice precavido.
De momento, parece que su colección, inspirada en el agua, gustó. Varios periodistas extranjeros comentaban al final del desfile la delicadeza, elegancia y originalidad de una propuesta marcada por vestidos cortos de colores neutros, tejidos suaves y vaporosos -sedas y gasas- y en los que se combinaban los pliegues con las formas geométricas. "He tratado de construir un paralelismo entre el ser humano y el agua. El agua es vida y también tiene emociones y en eso me he inspirado para esta colección", explica Francesc.
El agua puede estar libre o contenida. Y el diseñador también ha buscado ese contraste creando dos líneas bien marcadas en su colección: por un lado pliegues y drapeados sobre tejidos sedosos y, por otro, líneas que marcan con claridad el patronaje, con triángulos picudos que sobresalen de faldas y pantalones que también resaltan las formas femeninas.
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