Un derroche de buena voluntad

En poco más de tres folios, los ministros de la Pesca reunidos ayer en la cumbre de Baiona (antesala de la Word Fishing Exhibition) acordaron apoyar la sostenibilidad de los ecosistemas marinos sin muchas concreciones. La declaración final "urge" definir un nuevo escenario en el mar; "invita", a desarrollar una cultura de buenas prácticas y "promueve" gestionar con precacaución los recursos en ausencia de datos sobre el estado de los caladeros. Palabras voluntariosas, como la actitud de la ministra cuando fue abordada en los pasillos del Parador de Baiona (sede del acto) por un representante de Pew Environment, un think tank medioambiental con sede en Washington. El delegado le entregó ocho reivindicaciones concretas pidiendo que los gobiernos dejen de financiar a barcos y empresas pirata o que se eliminen las prácticas pesqueras destructivas. "En efecto, tenemos mucho que trabajar", le respondió Espinosa camino de la rueda de prensa.

Para la representante española, el antes y el después de la reunión de 15 ministros celebrada ayer calará cuando "la sociedad entera", se implique en cumplir los objetivos de la pesca sostenible y rechace productos ilegales. Por la tarde, el tema acaparó los discursos de la inauguración de la feria mundial junto a la crisis. De ella habló en pasado Alfonso Paz Andrade, presidente de la organización: "Ya tocó fondo y está estabilizada" dijo.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que inició sus palabras con el refrán "la ambición y el dinero al hombre hicieron marinero", optó por los temas domésticos y recordó que 54 de los 74 sectores productivos gallegos tienen relación con la pesca, que ocupa a 25.000 personas y que "necesita firmeza y seguridad en sus inversiones", refiriéndose al plan acuícola. Tras las actuaciones de la Real Banda de Gaitas de Ourense y la Band of the Wels Guards de su majestad Isabel II, comenzó la sexta edición del certamen en sede gallega. Menos participantes que en la última edición y expositores más contenidos en tamaño, pero con fuerte presencia internacional y variedad de productos. Pescanova y el astillero Rodman fueron las firmas gallegas más visibles. La representación institucional de la Xunta eclipsó al resto de administraciones. Su expositor, de 900 metros cuadrados, ocupaba casi por completo uno de los pabellones del recinto ferial. Fue el único con peces vivos que se pudo ver en la feria de la pesca.