"Creo en el destino a posteriori"

Gonzalo Suárez acaba de cumplir 75 años, "una edad redonda, ¡casi una década!", y viene de Asturias, de su casa vieja en la costa; allí se ha fraguado gran parte de su inspiración literaria y cinematográfica. Va a aquella casa grande desde 1982; pero regresa ahora con una noticia triste.

La cuenta, nada más sentarse en esta terraza en la que aún reina el verano. Su amigo Pepín el Nuestro, que aparece en películas suyas, y que siempre fue el guardián de aquella casa, murió este verano; cayó de un tractor y falleció en el viaje al hospital. Gonzalo iba en la ambulancia. Pepín (77 años) fue la figura de un célebre anuncio de Gonzalo, el que hizo para Puleva. "Disfrutó con aquel anuncio, disfrutó con todo".

El cineasta paró su novela, de la que lleva 300 folios, por la muerte de un amigo

El escritor se había ido con una novela entre manos, y el cineasta se había ido con un proyecto, Yo, ella y el otro. Aquel suceso interrumpió la novela, de la que ya hay escritos 300 folios. "Tengo las ramas del árbol, me falta el tronco...". ¿Y el cine? "Mi idea del cine y la idea del cine de Televisión Española no coinciden, así que, de momento, no hay productor". La escritura depende de un bolígrafo, y de un papel. "Algún día la cámara será el bolígrafo y el papel será la pantalla. ¡La máxima libertad! Pero hay que buscar productor, y no hay". "Casi agradezco que sea muy difícil hacer cine, me gusta esa dificultad. Estás rodeado de gente, de materiales, es tan estimulante. Y, sin embargo, en la escritura estás sentado. ¡Imagínate, hacer algo sentado, solo!".

Buscar productor es sin duda más duro que encontrar pescados sin espinas. Aquí le ofrecen muchas alternativas a su disgusto por las espinas. Elige merluza. Antes come espinacas, "como Popeye", y al final rechaza el puro. Uno lo asocia al puro: la barba blanca, el puro, su conversación surrealista, mezclada siempre con metáforas del fútbol, y un puro. "Me rechazó el puro a mí. Fumé muchísimo. Pero se me quedaba el bigote amarillo. ¡Pensar que durante años se fumaba en los aviones y yo perturbé a tantas personas que no se podían tirar en marcha!".

Setenta y cinco años. "Una edad redonda. Tiene que ser la década prodigiosa, no quedan tantas. Bueno, Goethe escribió a los 80 la segunda parte de su Fausto. ¡Y ésa sí que era una edad provecta entonces!".

Ha hecho casi de todo: crónicas de fútbol, literatura, cine, anuncios... El último que hizo fue con Plácido Domingo. "Reconstruyeron en estudio el vagón del Orient Express, ¡para 30 segundos! ¿Cómo van a competir con eso los presupuestos del cine?".

La merluza está mejor que el cine, "el cine está un poco seco". Él está preocupado por la camisa. "¡Mi destino es mancharme!". Por cierto, el destino... "Yo creo en el destino a posteriori. Como artista, donde vaya tengo que ir solo; entrar por la selva virgen, hacer algo grande... Azcona decía que había que medirse con lo grande, no con lo pequeño, y ahora la gente se mide con lo pequeño".

¿Y una copa, ahora? "El vino me ha quitado el gusto por las copas". Como la costumbre del puro, atrás queda su famosa manera de pedir whisky, en una palabra: "Johnny-Walker-etiqueta-negra-en-vaso-corto-con-agua-y-sin-hielo. ¡El único diálogo que me sé como actor!".

Una mosca cruza la mesa, camino del sol. "Esta mosca no es nuestra, ¿o la has traído tú?".