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La ruina de los 'megayates'

Durante el 'boom' Valencia construyó 311 plazas para albergar barcos de lujo y no hay ni 20 ocupadas

Si una palabra resume el vacío abierto entre las expectativas de la época de euforia económica y la realidad de la crisis, la palabra es megayate. Antes de la Copa del América, Valencia no contaba con amarres capaces de albergar a estos gigantes (de más de 35 metros de eslora, según algunos y de más de 20 metros según otros) a los que se atribuyen un gasto anual de un millón de euros en concepto de tripulación, amarre, mantenimiento y otros. En 2007 Valencia pasó de golpe a contar con 311 amarres de estas características. La mayor oferta de la costa mediterránea española. Dos años más tarde el resultado difícilmente puede ser más ruinoso: apenas hay 20 plazas ocupadas, un 6% del total.

Políticos como la alcaldesa Barberá pronosticaron beneficios

La jugada le salió mal a la Marina Real Juan Carlos I (con capacidad para 735 barcos, 75 de ellos de 35 metros o superiores), situada en torno al edificio de Veles e Vents, cuya titularidad ostenta ahora el consorcio integrado por el Gobierno, la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia. Y le salió peor a Cyes, la empresa valenciana que construyó su marina (la Valencia Yacht Base) como una prolongación del club náutico.

Al contrario que en el caso de la Marina Real Juan Carlos I, cuya financiación, además de ser pública, se diluye en el importe total de la remodelación del puerto con motivo de la Copa del América (330 millones de euros), la apuesta de Cyes salió de su bolsillo. Su presupuesto inicial ascendía a 76,5 millones de euros, fue construida en menos de 15 meses y su objetivo comercial lo formaban exclusivamente yates de envergadura (20 metros o más).

El proyecto contenía una segunda fase, en tierra, que debía dotar a Valencia Yacht Base de "locales comerciales y de ocio, restaurantes, cafeterías, una sala de descanso para capitanes y tripulaciones, establecimientos especializados en servicios náuticos, una piscina exterior", jardines, un parque infantil, mil plazas de aparcamiento y un helipuerto, según explicaba la compañía en un boletín interno de principios de 2008. La segunda fase ha quedado paralizada ante la escasa demanda.

Mientras la Marina Real cuenta con ocho megayates (sumando los de la dársena interior y las exteriores). Este periódico intentó ponerse en contacto con el gerente de Valencia Yacht Base, pero no fue posible. Fuentes conocedoras del proyecto aseguran, sin embargo, que la marina Cyes difícilmente alcanza ese número.

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¿A qué se debe el fallo de cálculo? "A que no se ha cumplido ninguna de las expectativas. El proyecto se hizo pensando en otra situación económica y en un escenario en el que era muy difícil encontrar atraques para estos barcos", explican las mismas fuentes.

Esa era, en efecto, la impresión de mucha gente en los dorados años que precedieron al estallido de la recesión. En un documento de la Sociedad Española de Grandes Yates (SEGY) se repasaban los aspectos que favorecían y frenaban el desarrollo de la cultura de los grandes yates en España: "Factores positivos: clima y condiciones geográficas favorables, economía fuerte y en expansión. Factores negativos: fuertes impuestos, pocas marinas e instalaciones náuticas".

A estos barcos de lujo se les atribuye una capacidad de gasto cercana al millón de euros al año. Pero muchos empresarios se frotaban las manos pensando incluso en más. En todo el movimiento que los megayates generarían de forma natural a su alrededor. Visitas de conocidos con alto poder adquisitivo. Encuentros de negocios mecidos en el mar. Alojamientos de alto nivel. Mucho dinero. También a los políticos, como a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se les oyó pronosticar en público los beneficios que traerían.

La crisis provocó la cancelación de decenas de pedidos de megayates en los astilleros. La seguridad de que la Copa del América repetiría en Valencia se fue complicando hasta evaporarse. Y al mismo tiempo la apertura de nuevas marinas en busca de grandes yates a lo largo de la costa mediterránea inundó el mercado. En Castellón, en Burriana, en Tarragona, en Vilanova i la Geltrú... En Cartagena, donde a la vista del desastre decidieron reconstruir el puerto y adaptarlo a embarcaciones pequeñas.

En el caso de la Marina Real Juan Carlos I, la gestión, inicialmente a cargo de los suizos de ACM (los dueños del Alinghi) y más tarde de la tres Administraciones (mal avenidas) complicó la situación. Se desperdició el tirón que despertó en el mundo de aficionados a la navegación la Copa. Y todavía hoy el Consorcio Valencia 2007 no ha conseguido la concesión administrativa de la Autoridad Portuaria de Valencia, lo que impide a la marina poder vender amarres. Hasta hace poco no podía negociar con los clientes con plazos superiores a un año. Por si el desconcierto no era suficiente, el año pasado, durante la celebración del Gran Premio de Fórmula 1, la gestión de la marina fue cedida a Valmor (este año ha sido compartida).

La falta de demanda provocó una caída libre de los precios (desde los poco realistas, por excesivos, de los días de la Copa). Si se consultan las tarifas de la Marina Real, que están disponibles en su web, se verá que la "temporada baja" de 2009 dura desde el 1 de enero hasta el 17 de agosto, y desde el 24 de agosto al 31 de diciembre. En otras palabras: todo el año es temporada baja a excepción de la semana de la Fórmula 1.

"La oferta que se construyó en Valencia fue totalmente desmesurada. Hay que pensar que en Valencia no hay temporada alta. En verano pasan barcos, pero hacen escala de camino hacia Moraira, Xàbia, Mallorca y el resto de islas. Es posible que faltaran amarres, pero faltaban allí donde la gente quiere ir. En Valencia no hay cultura de megayates, hay que crearlo como destino, ofrecer servicios complementarios, y eso lleva tiempo", indica una fuente del sector.

Los gestores de la Marina Real son, pese a todo, moderadamente optimistas, atendiendo a la evolución del conjunto de los amarres, no sólo los de megayates. "Cuando Consorcio Valencia 2007 recibió la marina (de manos de ACS) en enero de 2008, se encontraban amarradas en nuestras instalaciones 25 embarcaciones. Después de algo más de año y medio contamos con 280 de base, lo que supone un 37% de la ocupación total", por lo que no podemos estar para nada descontentos de la progresión mantenida". A lo largo de 2010, señalan, esperan alcanzar el 50% de ocupación. Y tener 15 o 20 megayates. En su marina caben 75. Y sumando la de Cyes, en Valencia caben 311.

Amarres para grandes yates vacíos en la marina del Puerto de Valencia.
Amarres para grandes yates vacíos en la marina del Puerto de Valencia.SANTIAGO CARREGUÍ

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