_
_
_
_
Entrevista:JOSÉ LEBRERO

"La subversión está subvencionada"

Margot Molina

José Lebrero (Barcelona, 1954) llegó a Sevilla en julio de 2003 para hacerse cargo del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) y conseguir que este espacio con cascarón gótico-mudéjar, renacentista y barroco se convirtiera en motor de la nueva creación en Andalucía y lograra hacerse un hueco en el panorama internacional. Seis años, 66 exposiciones y 30 catálogos después, Lebrero considera su misión cumplida y está haciendo las maletas. El 15 de octubre comenzará una nueva etapa como director del Museo Picasso Málaga. El nombramiento, como adelantó este periódico, se produjo a finales de julio, fruto de un concurso internacional al que se habían presentado 21 candidaturas.

Licenciado en Ciencias de la Información y master en Historia del Arte por la Universidad de Colonia (Alemania), desde 1996 hasta 2002 fue conservador jefe del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba). Durante toda su carrera ha alternado la gestión con el comisariado de exposiciones, labor con la que continuará en su próximo destino.

El 15 de octubre comenzará como director del Museo Picasso
"Hemos descubierto que el centro de arte puede ser lugar para la inclusión"

Su despedida del CAAC será en dos entregas. La primera es el próximo día 17 con la inauguración de la muestra Máquinas de mirar o cómo se originan las imágenes y el 8 de octubre presentará la segunda parte del proyecto: Dispositivos ópticos.

Pregunta. ¿Se le puede aplicar eso de que se va con la sensación del deber cumplido?

Respuesta. Cuando llegué presenté en la Consejería de Cultura un documento con una serie de objetivos que, en su mayoría, considero cumplidos. Me propuse desarrollar un programa de exposiciones con sensibilidad hacia lo local, lo regional, lo nacional y lo internacional; vincular al centro con otras instituciones y museos en términos de red; organizar la colección y convertir al centro en un lugar para complementar la formación curricular. Esta última, la función educativa, es la que me ha dado más satisfacciones.

P. ¿Y cuál es esa otra parte de sus objetivos que no ha podido cumplir?

R. No he podido desarrollar un concepto de colección más ambicioso dándole importancia a las obras en relación a los momentos culturales en los que han sido realizadas. Se trata de construir un discurso basado en la capacidad de la obra de representar el mundo en el que fue creada y de crear en el espectador la necesidad de saber más sobre ese momento. Tampoco me ha dado tiempo a realizar una investigación rigurosa -y con esto no digo que las que se han hecho hasta ahora no lo sean- sobre una cuestión: ¿Existe el arte andaluz? Me gustaría estudiar cuáles son las particularidades que hacen que el trabajo de artistas como Curro González, Miki Leal, Jorge Yeregui o Jesús Zurita sea distinto al de los artistas que trabajan en otros lugares. El CAAC debería ser un centro de investigación que trabaje en paralelo a la Universidad.

P. ¿Cuál cree usted que es la misión última de un centro de arte contemporáneo?

R. Hemos descubierto que el centro de arte puede ser lugar para la inclusión. Se trata de abrirles las puertas a colectivos que en la sociedad están ensombrecidos -como lo hemos hecho en el CAAC con los enfermos mentales- porque no son productivos laboralmente y ofrecerles un sitio público en el que pueden desarrollar ciertas habilidades y sentirse así parte del sistema. Además de difundir el arte contemporáneo a través de exposiciones, libros y conferencias, este tipo de centros se deben convertir en espacios protegidos de cultura que creen comunidad y favorezcan la inclusión.

P. Precisamente hay otro colectivo, el formado por algunos artistas locales, que no se ha sentido incluido en absoluto.

R. Partimos de que un centro de arte es un lugar en el que se realiza un proceso de selección que excluye a algunos y comprendo que eso puede generar insatisfacción. Hemos tratado de potenciar a los artistas locales, pero no es fácil, porque el sistema artístico internacional, en el que la producción, la circulación y el consumo son masivos y globales, se lo come casi todo. Tanto es así, que hasta la subversión está subvencionada y aquello que conocemos como la extrema izquierda, en ocasiones, está diseñada por la propia Administración pública. Como dice Sylvère Lotringer: "La fotografía, la arquitectura, el diseño y la moda han sido deglutidos en la era de la promiscuidad cultural, que se ha visto intensificada por la fuerza inmensa de las redes digitales. En este escenario, hay que comprender que la promoción de los valores emergentes de lugares jerárquicamente periféricos es muy difícil".

P. Además de dirigir el CAAC usted ha comisariado varias exposiciones, ¿con cuál de ellas se queda?

R. Siempre con la próxima, que será ya en Málaga, porque es la que todavía no está resuelta. Me quedo con la inquietud intelectual que me provoca el tratar de hacerlo lo mejor posible. Yo no soy un gerente, trabajar y escribir es lo que me apasiona.

P. ¿Cuál será esa próxima?

R. Todavía no puedo decir nada, pero ya estoy en ella.

P. ¿Sabe cómo se elegirá a la persona que le sustituirá en el CAAC?

R. Yo no lo sé, pero espero que tenga un director lo más profesional posible y que se elija tomando como referencia el Código de Buenas Prácticas creado por las asociaciones de directores de museos. Según el código, lo mejor sería convocar un concurso, método que se ha seguido para elegir a los responsables del Macba o del Reina Sofía.

José Lebrero posa junto a piezas de la muestra <i>Máquinas de mirar</i>, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo en Sevilla.
José Lebrero posa junto a piezas de la muestra Máquinas de mirar, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo en Sevilla.GARCÍA CORDERO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_