"Entonces era joven, ahora no dejaría Doctor en Alaska"
Anillos en sendas manos, traje elegante a la par que casual y un habano en la solapa. Rob Morrow, el actor que será por siempre el querido doctor en Alaska, asistió ayer a la presentación en Madrid del décimo aniversario de Calle 13 (Dial 20 de Digital +), que en estos momentos emite la cuarta temporada de la serie Numb3rs (La Sexta estrena hoy la quinta), en la que interpreta a un agente del FBI que soluciona crímenes con ayuda de las matemáticas.
Pregunta. Tras 101 episodios y en pleno éxito, usted abandonó Doctor en Alaska. ¿Por qué?
Respuesta. Era muy joven y me sentía estancado. Estaba hambriento de nuevas experiencias.
P.
Numb3rs ya supera los 100. ¿Va a salir de nuevo escopetado?
R. Ahora no lo haría. Tengo una hija, valoro el trabajo estable. Más que buscar papeles me interesa sacar adelante proyectos con mi productora [Bits & Pieces].
P. ¿Por cuál pelea ahora?
R. Por una serie basada en Spin, la novela de ciencia ficción de Robert Charles Wilson.
P. Algo querrá como actor...
R. Lo próximo que querría hacer es un musical en Broadway.
P. Numb3rs va por la sexta temporada. ¿Cuánto más le da?
R. Yo diría que una temporada más, lo que supone un éxito. A las series también se les puede aplicar las matemáticas: si consigues una masa crítica de fans, la cosa va rodada.
P. ¿Por qué gustó tanto Doctor en Alaska?
R. Porque creó un universo con un encanto, una sensibilidad y una espiritualidad muy raras en televisión. Veo su influencia continuamente.
P. En estos 10 años el sector ha cambiado mucho. Grandes actores protagonizan ahora su propia serie.
R. La calidad de los guiones es comparable, pero la tele aún tiene ese estigma. En las grandes películas se puede buscar la perfección; en televisión es imposible.
P. ¿Querría hacer más cine?
R. Por un lado sí, pero viajaría más, habría jovencitas... Mala idea (risas).
P. ¿Aún escribe en su diario?
R. Lo sustituí por la meditación. Lo hago dos veces al día. Me relaja y me da energía. Es como una droga que te lleva muy lejos.
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