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Reportaje:

El imperio del padre Pepe

Un falso cura que dirigía un geriátrico en Medina Sidonia realizó negocios en Madrid y la Costa del Sol con dinero de las cuentas de residentes ancianos

A comienzos de este año, un residente en el geriátrico El Santísimo denunció ante la Guardia Civil de Medina Sidonia (Cádiz) la desaparición de 6.300 euros de su cuenta. Pocos días después, en la comisaría de policía de La Línea otro hombre alertó de que en la cuenta de su hermano, ya fallecido y que había residido 20 años en el mismo geriátrico, apenas quedaba dinero y que el responsable del centro le había cobrado 400 euros incluso después del fallecimiento. Detrás de esas sustracciones ha aparecido la figura del padre Pepe, José Herrera Pérez-Blanco, un falso cura que vestía hábito franciscano y que, bajo la cobertura de una denominada Asociación Benéfica y Católica (no reconocida como tal por la Iglesia) Obreros de la Cruz, dirigía El Santísimo.

El responsable de la residencia engañó a varios discapacitados
La Guardia Civil investiga si Herrera es socio de una discoteca de Málaga

En la madrugada del pasado domingo fue detenido en una discoteca de Torremolinos, de la que se investiga si es socio, por presunto robo a ancianos de su geriátrico. La Guardia Civil sospecha que muchas de las propiedades y negocios con los que cuenta en Cádiz, Madrid y la Costa del Sol fueron adquiridos con dinero procedente de cartillas de ancianos a los que engañó durante años.

El padre Pepe llegó a Medina Sidonia hace dos décadas procedente de Ceuta. Se puso al frente de la residencia El Santísimo, un geriátrico privado donde la Junta financiaba algunas plazas concertadas. En seguida logró que la labor de su asociación obtuviera reconocimiento en el pueblo. Llegó a celebrar sus propias procesiones y a custodiar imágenes religiosas.

El padre Pepe empezó a dedicarse a otras tareas lucrativas. Compró y vendió terrenos, levantó naves industriales, compró cabezas de ganado y adquirió la marca Sabores de Medina, la tercera empresa más potente de una localidad experta en dulces. En la localidad se apreciaba su capacidad para crear trabajo.

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Llegó a dirigir la plaza de toros y a presidir la asociación de discapacitados Afanas. Antiguos socios de esa organización relatan que para inclinar la votación a su favor inscribió pocos días antes de las elecciones a varias personas afines a él. Bajo su mandato creó una granja de producción de huevos. Pero éste y otros negocios que montó se fueron a pique, entre ellos una nave para piensos agrícolas.

La fama del padre Pepe se empezó a diluir, aunque para entonces apenas pisaba Medina. Estaba casi siempre en Madrid. La residencia la dejó al cargo de otros dos falsos curas, los hermanos Guillermo y Paco, y de un administrador. En 2002, el padre Pepe y el hermano Guillermo fueron objeto de acusaciones de abusos sexuales por parte de antiguos empleados. La residencia El Santísimo volvió a ser noticia por las denuncias de impagos de sus trabajadores. Pero los gestores lograron resistir siete años más hasta que una orden judicial les obligó a dejar la residencia, que pasó a la asociación Mensajeros de la Paz.

Los hermanos Guillermo y Paco encontraron trabajo en un geriátrico de La Línea y el padre Pepe se puso al mando del geriátrico de Torremolinos (Málaga) Carlos I.

Para entonces la policía judicial de Barbate ya le seguía la pista por orden de la juez de Chiclana. Porque las dos denuncias iniciales sirvieron para tirar del hilo. Los agentes investigaron 120 cuentas bancarias de residentes en El Santísimo y en 40 encontraron cobros fraudulentos. Reintegros ordenados por el padre Pepe, los dos hermanos o el administrador que conseguían de los ancianos autorización para mover dinero de sus cartillas o las claves de sus cuentas por Internet. Lo obtenían de discapacitados mentales y físicos, y lo hicieron con personas ya fallecidas incluso después de dejar la gestión de la residencia de Medina Sidonia.

La investigación judicial rastrea ahora los negocios de José Herrera en Madrid y en la Costa del Sol, en busca de pruebas de sus engaños a ancianos para quedarse con su dinero. Por de pronto, la juez ordenó el pasado miércoles el ingreso en prisión del padre Pepe, al que considera cabecilla de la trama.

José Herrera, el <i>padre Pepe</i> (en el centro), con otros miembros y empleados de Obreros de la Cruz.
José Herrera, el padre Pepe (en el centro), con otros miembros y empleados de Obreros de la Cruz.EDUARDO RUIZ

Ola de denuncias

La difusión de la operación contra los falsos curas gestores del geriátrico El Santísimo ha llevado ahora a muchos residentes y familiares a presentar denuncias de robos de bienes suyos. La Guardia Civil investiga si el padre Pepe se apropió de algún inmueble de ancianos fallecidos o de algunas de sus pertenencias más valiosas. Ahora, antiguos empleados han relatado que hace unos años el padre Pepe reunió a la plantilla, advirtió de que tenía sospechas de robos de joyas y otros objetos de valor y alertó de que estaría vigilante. No hubo tampoco denuncias.

A los agentes les ha sorprendido el silencio mantenido durante tanto tiempo sobre las irregularidades. Van a incluir en sus indagaciones el comportamiento de las entidades bancarias en las que tenían cuenta ancianos que sufrieron cobros irregulares.

La Guardia Civil ha hallado en un registro del domicilio de José Herrera en Torremolinos abundante documentación que, al parecer, puede aportar pruebas de que los fondos utilizados por el falso cura para sus negocios procedían de forma fraudulenta de cuentas de residentes en su geriátrico.

El PP e IU han anunciado que pedirán explicaciones a la Junta de Andalucía por su apoyo al geriátrico El Santísimo.

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