Seguimos en carrera
Confieso que siempre he tenido dificultades para adivinar cual sería mi nota tras un examen del que había salido satisfecho. Y les aseguro que esa ha sido, al cabo de muchos años, la sensación que me ha dejado la lectura del informe de los miembros del COI que visitaron Madrid hecho público ayer y sus proyecciones sobre los votos en la cita final del 2 octubre en Copenhague. Me cuesta evaluar en las páginas dedicadas a todas y cada una de las candidaturas el resultado de la suma y la resta entre sus fortalezas y debilidades y el verdadero peso de éstas. Desde esta sensación quiero dejar bien claro que me hallo en este momento tan lejos del fácil derrotismo al que solemos ser tan aficionados como de cualquier atisbo triunfalista.
Tengo la impresión, tras la lectura sosegada y minuciosa de las páginas dedicadas a Madrid en el informe (la mayoría de las cuales contiene elocuentes elogios: seguridad, transporte, medio ambiente, marketing, deportes y sedes, villa olímpica...), que, en las presentaciones, no hemos sabido explicar bien a los miembros del COI algunos aspectos de la candidatura. Algo ha fallado en la transmisión, algo hay que no han podido captar en el mensaje serio, profundo, ilusionante, lleno de pragmatismo y compromiso que define la candidatura de Madrid. Algo ha fallado y conviene ahora ser precisos en el diagnóstico.
En los días, aún cercanos, de la visita a Madrid de la delegación del COI, todos tuvimos ocasión de reflexionar en voz alta y por escrito sobre nuestra candidatura. Pensé entonces, y así lo escribí, que "afortunadamente no es necesario a esta altura imaginar o inventar nada. El proyecto de la candidatura es bien visible, casi palpable. Sólo resta transmitirlo bien". Sigo pensando hoy lo mismo que entonces.
Hay otras críticas menores (organigrama, dopaje,...). Me es particularmente cercano todo lo concerniente a la lucha contra el dopaje. España es, como todo el mundo del deporte reconoce, uno de los países más avanzados en este campo. Las dudas que pudieron surgir en el momento de la visita han sido ya aclaradas, a pesar de lo cual enviaremos al COI antes del próximo lunes toda la documentación actualizada. Sigo pensando que Madrid ha sido capaz de elaborar una candidatura brillante caracterizada por su absoluta credibilidad. Credibilidad que Juan Antonio Samaranch ha sabido sintetizar en una frase memorable que expresa su gran fortaleza: "La crisis rechaza los proyectos virtuales y el de Madrid es real". Y sigo pensando -y creo que conmigo todo el mundo del deporte- que nadie pone hoy en duda ni la capacidad de Madrid para organizar unos extraordinarios Juegos Olímpicos ni el mérito de la ciudad y de sus ciudadanos para hacer realidad su sueño olímpico.
Éste es momento para todo menos para el desánimo. La candidatura de Madrid 2016 ha recorrido hasta llegar a hoy un camino largo, salvando obstáculos y venciendo dificultades. Lo intentó desde el principio, sin resignarse a esperar un trecho largo de tiempo, sin descanso, con una vocación firme de seguir avanzando sin paréntesis, que disminuyeran el entusiasmo colectivo. Y en ese camino ha ido sumando voluntades, implicando personas e instituciones. Ahí radica su mayor fuerza: ninguna candidatura reúne en torno a sí el apoyo institucional de la ciudad y del país con la unanimidad de la de Madrid. Apoyo de la Corona, de los partidos políticos, de los sindicatos, de los empresarios, de la sociedad civil en su conjunto. Apoyo de todos los deportistas. Apoyo de todas las instituciones madrileñas: Ayuntamiento de Madrid, que lo ha liderado, Comunidad Autónoma, y Ayuntamientos de la región. Y apoyo del Gobierno de la Nación, que ha entendido siempre el proyecto como una estratégica apuesta de Estado. Ninguna candidatura ha sabido convocar como la de Madrid el fervor de su ciudadanía. Hoy más que nunca todos tenemos la obligación de transmitir bien ese poderoso mensaje al movimiento olímpico el 2 de octubre en Copenhague.
Queda un mes para concluir la carrera. Nada está ni ganado ni perdido. Ganar es posible y es el tiempo de apretar los dientes, de redoblar, sin desmayo, el esfuerzo. Es el tiempo de acabar bien el trabajo de tantos días, la ilusión de tanta gente.
Jaime Lissavetzky es Secretario de Estado para el Deporte y Presidente del Consejo Superior de Deportes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.