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Regreso triunfal de Leo Nucci al Festival de Ópera coruñés

El regreso del barítono Leo Nucci al Festival de Ópera de A Coruña, el lunes por la noche, donde hizo su debut internacional en 1973, fue el de un auténtico divo. El público coruñés le recibió con una ovación de gala, en la que no faltó algún bravo, que el barítono recibió en solitario; sólo cuando los aplausos cesaron, salió al escenario su pianista, el maestro italiano Paolo Marcarini, que tocaría dos tranquilas obras a piano solo para descanso del cantante.

Nucci comenzó su recital con canciones de Tosti como calentamiento de la voz, para atacar luego una difícil selección de arias de ópera. Puccini, Bellini y Verdi constituyeron el plato fuerte de la noche. El barítono toscano desplegó todo su discurso, hecho a partes no del todo iguales de voz, técnica, recursos y presencia escénica, con tablas como para reconstruir el arca de Noé. Todo presidido por una musicalidad y una capacidad expresiva excepcionales.

Es realmente notable que un cantante de 67 años conserve la voz que tiene Nucci, así como ver de qué manera aplica técnica y recursos para superar las dificultades del canto. Como cuando, en los grandes saltos, hace escala en una nota intermedia y sigue con un portamento hasta la nota de destino.

Tras el programa oficial, cuatro soberbias propinas y los personajes de Germont y Rigoletto. El último, con Desirée Rancatore en el Si, vendetta que entregó en los bises en el madrileño Teatro Real y que tantos anhelaban escuchar en Galicia. Lo dicho: un gran discurso.

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