El fenómeno fue Keita
El Barcelona golea al Sporting desde el banderín de córner en un flojo partido
La estrategia siempre fue una buena solución para los partidos que se presentan a destiempo y deshora, como el de ayer en el Camp Nou, donde se clausuró la primera jornada de la Liga. Zurrado como llegaba de Mónaco y abatido por el calor y la humedad de la noche, el Barcelona despachó al Sporting con un ejercicio de mínimos futbolísticos. Le alcanzó con tres córners para firmar el triunfo. El tercero lo cabeceó, por fin, Ibrahimovic a la red, pero el fenómeno fue Keita.
El resultado y el juego parecieron poca cosa para un pentacampeón. El peor rival del Barça esta temporada será el Barça de la pasada. La gente no para de comparar el uno con el otro y se mosquea cuando no reconoce a su mejor equipo. La crítica siempre es exigente cuando el aficionado se vuelve sibarita y ayer el tono vital fue bajo y el apagón resultó importante. El fútbol sin Messi, ya se sabe, es más aburrido.
BARCELONA 3 - SPORTING 0
Barcelona: Valdés; Alves, Puyol, Piqué (Fontàs, min. 83), Maxwell (Abidal, m. 57); Xavi, Busquets, Keita; Pedro, Ibrahimovic y Bojan (Jeffren, m. 80). No utilizados: Pinto, Touré, Henry y Jonathan.
Sporting: Juan Pablo; Sastre, Botía, Gregory, Canella; Camacho (Bilic, m. 57), Michel; De las Cuevas, Rivera, Diego Castro (José Ángel, m. 76); y Barral. No utilizados: Raúl, Maldonado, Lora, Gerard y Kike Mateo.
Goles: 1-0. M. 17. Bojan remata un balón prolongado por Keita. 2-0. M. 41. Keita cabecea un centro de Alves. 3-0. M. 81. Ibrahimovic finaliza un saque de esquina.
Árbitro: Ramírez Domínguez. Mostró la cartulina amarilla a Barral, Rivera.
Camp Nou. 71.973 espectadores.
Ibrahimovic, siempre pendiente del detalle técnico, cabeceó en plancha a la red
La sensación es que el conjunto azulgrana ha perdido un poco de todo, un defecto comprensible porque el curso acaba de empezar y, por otra parte, el entrenador busca nuevas alternativas cuando nadie había discutido las viejas. Así son los genios. Ya lo ha anunciado Cruyff: Guardiola se anticipa a los problemas. Jugó anoche el Barça con una punta de gas, por no decir de forma lenta, porque las piernas pesaban tanto como la cabeza.
De la fatiga azulgrana quedó constancia en la alineación cantada por el técnico, dispuesto desde el inicio a rotar una plantilla más bien corta. Messi está concentrado en Rosario para el duelo Argentina-Brasil, Márquez e Iniesta siguen calentando, a Henry siempre le duele algo y Touré quedó agotado en Mónaco. Formó el Barça con medio equipo titular y especialmente novedoso en el ataque con Ibra escoltado por Pedro y Bojan.
Los barcelonistas no asimilaron los cambios y, de forma sorprendente, chirrió la mecánica de su juego, habitualmente muy fino. Guardiola ha variado ciertos automatismos y aún no se han asimilado. Así, cuando el Barça dispone de la pelota, el mediocentro retrocede para situarse entre los dos centrales mientras los laterales alcanzan la divisoria. Ayer se perdió juego por dentro y velocidad de pelota. Temido por su rapidez mental y física, pareció vulnerable, falto de fiereza y vitalidad, concediendo un especial protagonismo al Sporting, un plantel sin término medio, falto de pegada.
Al fútbol del Barça le faltó dinámica y continuidad e Ibrahimovic respondió a cada jugada de manera artificial, sin naturalidad, pendiente del detalle técnico, a excepción del remate del gol, cuando cabeceó en plancha al red. A menudo se contaron los once azulgrana defendiendo un córner o una falta lateral de la misma manera que se echaron en falta las triangulaciones. Le costó en exceso generar ocasiones y tuvo la suerte de marcar dos goles desde la esquina. No hay mejor remedio para combatir la falta de fluidez y profundidad que las acciones a balón parado. La determinación con la que Keita e Ibrahimovic atacaron los centros de Xavi y Alves contrastó con el exceso de conducción cuando el balón circulaba por la línea de tres cuartos. Los regates, por lo demás, fueron escasos y el Sporting llegó a menudo ante Valdés.
Los rivales parecen jugar más tranquilos sin el pesado de Eto'o; de momento, sin la luz de Iniesta, y ayer sin el desequilibrio de Messi, de manera que al Barça le costó tanto abrir como cerrar el juego. Falto de movilidad, decidió a balón parado, los tres de cabeza y santas pascuas. Tan previsible como el gol final de Ibrahimovic, nada de particular, tan fácil como merecido para el ariete, por más generoso que fuera el marcador final con el campeón.
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