"La fiesta se acaba si no hay emoción"

Ya ha vivido quince veces la Aste Nagusia sentado en el palco de Vista Alegre. Matías González ha soportado grandes polémicas por sus decisiones como presidente de la plaza de toros de Bilbao, pero este año reconoce que ha sido demasiado tranquilo porque no ha pasado nada emocionante en el ruedo.

Pregunta. Ha sido una feria con pocas protestas, de escasa presión para usted.

Respuesta. Cuando subo al palco lo hago con intención de pasar desapercibido, pero este año desgraciadamente apenas han ocurrido cosas emocionantes. Ser presidente conlleva mucha responsabilidad por no equivocarse. Cuando las cosas están claras en el ruedo no hay problema, pero lo malo es la indefinición, porque el público es bondadoso, y en nuestra misión está poner equilibrio.

"Este año ha sido sorprendente ver al público aplaudir tonterías"

P. Este año el público ha estado desconcertante.

R. Sí. Entiendo las protestas en una oreja para Perera, pero ha sido extraña la actitud del público de pedir música al cambiar el estoque. Se han aplaudido tonterías, como coger la muleta al ser desarmado. Se ve que la gente viene con ganas de fiesta.

P. Ha concedido cuatro orejas. ¿Está conforme?

R. Se podrían haber dado más si se hubiera acertado a la hora de matar. El Juli habría cortado una en el sexto y Ponce, o en la de rejones también. Ese acierto habría cambiado el tono de la feria, porque se habrían cortado ocho o nueve orejas.

P. En ese tono plano, tampoco se han registrado incidencias reseñables.

R. Sólo hemos devuelto dos toros. Han sido corridas simples, que se han empleado poco. Tampoco ha habido problemas en la suerte de varas, porque ha debutado una cuadra de caballos excelente, que actúan a favor del toro y se mueven muy bien. Con todo, se ha picado poco, y eso me preocupa bastante porque el tercio se está convirtiendo en un trámite.

P. ¿El primer tercio es lo que más le preocupa?

R. Es algo fundamental, pero lo que más me inquieta es la lidia, cuidar al toro en todo momento. Los matadores no se preocupan de ella, se dan capotazos excesivos, no se preocupan de los terrenos elegidos para cada momento. Se centran en la muleta y hacen faenas muy largas. Saben que los públicos sólo dan importancia al último tercio. Ya ni siquiera miran la suerte de matar, que se hace con el único propósito de que sea rápida. Yo, cuando un torero pincha arriba, no le doy importancia, pero hay que saber que son matadores y la estocada es clave, como mató Diego Urdiales al último toro.

P. Los aficionados protestan por la presentación de varias corridas, por debajo del nivel habitual en Bilbao.

R. Tomamos nota y tendremos que enmendarlo para otros años. No quiero que sirva como excusa, pero es agosto y ha habido bajas en los lotes elegidos. Además, pensábamos que, por ejemplo, la corrida de Jandilla iba a tener más plaza y luego no fue así; encima, no se movió. Se ha dicho algo sobre afeitado, pero afirmo que Bilbao goza de una gran salud en la presentación de los pitones.

P. Se ha aplicado el tan discutido nuevo reglamento vasco. ¿En qué ha influido?

R. Básicamente, en que se ha usado una puya más pequeña y así los toros sangran menos. Se habló mucho en invierno, pero no ha cambiado tanto.

P. Hay una tendencia a hablar de lo negativo, pero seguro que hay alguna nota positiva.

R. Desde luego. Lo que más me ha gustado es que el público ha acudido y respondido en un año difícil, marcado por la crisis. Es digno de ser resaltado.

P. ¿Cuál ha sido su mejor momento en la Aste Nagusia?

R. Diego Urdiales con el sexto toro de Victorino. Fue un derroche de coraje, entrega y emoción. Si no hay emoción en la fiesta, se acaba. Como no se preocupen los profesionales de que haya emoción, no se en qué puede derivar.

P. ¿Y el momento más duro?

R. La sensación de ver pasar cada día sin una corrida que rompiese, un toro bravo que cambiase el tono de la feria.

P. ¿Qué es lo que le gustaría ver en Bilbao?

R. Me gustaría un toro bravo que pida el carné al torero, que se mueva, y matadores que sean capaces de poder con esa exigencia de bravura.