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Los precios encadenan seis meses de caídas al bajar un 0,8% en agosto

Los expertos apuntan que el IPC subirá en invierno y descartan la deflación

Parece mentira. La siempre inflacionista España comienza a acostumbrarse a registrar bajadas de precios mes tras mes. Ya van seis consecutivos. En agosto, la caída ha sido del 0,8% respecto al mismo mes del año pasado, según el dato adelantado que publicó ayer el Instituto Nacional de Estadístisca (INE).

Medio año de caídas de precios es algo inédito, un mal síntoma de la anemia que aqueja a la economía española. La serie histórica, que arranca en 1962, muestra periodos de inflación desmesurada -en 1977 y 1978 más de un año por encima del 20%- pero hasta marzo de este año ninguna bajada interanual de precios.

Y, por lo que parece todavía habrá más. Expertos y Gobierno pronostican al menos dos meses más de caídas. No obstante, las bajadas de precios ya empiezan a moderarse tras la fuerte caída de julio (-1,4%). Y para diciembre ya pronostican una inflación en torno al 1%.

El descenso del petróleo y del consumo son factores decisivos

Encadenar seis meses de caída de precios, lleva inmediatamente a pensar en una palabra temida en todo el espectro económico, académico y político: deflación. Según la definición que da el FMI -"una caída sostenida en un índice agregado de precios"- España estaría técnicamente en deflación. Ahora, tampoco hay que olvidar que el mismo organismo afirma: "Un trimestre o dos de caídas de precios no sería preocupante".

Además, la caída de precios se evaporará pronto. Basado en esta expectativa, el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, aseguró ayer que España no está cerca de la deflación.

Para Javier Andrés, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, "que caigan los precios es una condición necesaria para que haya deflación", pero no la única. "Es necesario que haya una expectativa de que vayan a caer durante un tiempo. Y esto no se da en Europa", concluye. Tampoco José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, cree que éste sea el escenario español. Él apunta a la inflación subyacente (la que excluye los productos energéticos y alimentos frescos por volátiles), que en julio estaba en el 0,6% para descartar al fantasma deflacionista.

En la caída de precios, ha tenido mucho que ver la evolución del petróleo en el último año. En julio del año pasado el crudo tocó techo y arrastró consigo a la inflación. Después se desplomó y hundió los precios. Pero ahora ya se ha estabilizado. "Lo que se está viendo es que el petróleo va perdiendo el componente deflacionista que metió en los últimos meses", explica Díez.

El otro factor que ha jugado un papel destacado en el abaratamiento de los precios es el desplome del gasto de las familias. Las cuentas nacionales detalladas mostraron el jueves que las familias han gastado un 5,9% menos en el último año. En la misma dirección apuntó el otro dato que el INE publicó ayer: las ventas del comercio minorista cayeron un 4,6% en julio.

El índice de precios al consumo conocido ayer, el IPC armonizado, es el homologable con la Unión Europea. El próximo 11 de septiembre se conocerá el dato definitivo. No obstante, ayer tanto Gobierno como oposición se lanzaron a valorar el dato. Si Campa pronosticó cifras de inflación "ligeramente positivas" a finales de año, Cristóbal Montoro, portavoz económico del PP, habló de "situación perversa, que para los próximos meses continuará". También fue pesimista la valoración que hizo el máximo responsable de CC OO. Para Ignacio Fernández Toxo la caída de la inflación es un dato "tremendamente negativo".

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