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García deja como herencia en RTVV deuda y parcialidad informativa

El ex director de la televisión autonómica acumula incumplimientos y críticas

Pedro García, 42 años, ex director general de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) desde ayer, abandona su despacho dejando como herencia cinco años con algunos de los episodios más ruborosos de la televisión pública autonómica. Ha silenciado el caso Fabra; las polémicas, protestas, denuncias y resoluciones sobre el envite de la Generalitat en la Educación para la Ciudadanía; otras visiones sobre la política del agua que no fueran el discurso oficial de Francisco Camps y el PP; el coste de la cobertura de la visita del Papa a Valencia en 2006; y, por supuesto, el caso Gürtel, en el que él aparece como receptor, en el auto del juez Garzón, de regalos de trama que dirige supuestamente Francisco Correa y cuyo hombre en Valencia, Álvaro Pérez El Bigotes, es su íntimo amigo. Durante este tiempo, el PP ha amparado su gestión. Ayer, RTVV destacó su apuesta por "la modernización tecnológica que le ha llevado a retransmitir eventos de proyección internacional", así como "el cambio de imagen corporativa y la puesta en marcha del canal 24 horas".

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Pedro García cosecha los peores índices de audiencia que ha tenido la televisión pública valenciana, según ha recogido la empresa Sofres. Contra él se acumulan decenas de denuncias por la política laboral. Varias ya las ha perdido. La Sindicatura de Comptes, en sus informes anuales, recoge que "se ha producido un incumplimiento de la legalidad en temas tan importantes como personal, contratación o compras de aprovisionamientos".

A Pedro García le ha llamado la atención también la Sindicatura de Greuges por manipulación informativa. La Unió de Periodistes ha salido en defensa de la información veraz y plural, y en contra de ocultismos manifiestos en distintas ocasiones.

Pedro García se puso al frente de un proceso de privatización sobre el que aún no está claro cuánto tuvo que pagar el ente para compensar a las empresas que prestaron la preceptiva fianza. Lo declaró desierto y nunca más se supo. Además, firmó un incremento de la deuda del ente público inasumible: 1.100 millones de euros a largo plazo. Sólo en el pasado ejercicio, los números rojos crecieron en 211 millones.

También vendió, mal vendidos según la oposición, los derechos del fútbol. Los derechos del Valencia y del Levante los compró por cantidades millonarias y los puso en el mercado por la mitad de ese precio. Y ninguna explicación ha ofrecido en sus comparecencias en Cortes. Tampoco en las que ha tenido en el consejo de administración, con el que ha cumplido en presencia aunque no en respuestas, según la oposición.

Pedro García no se ha reunido nunca con los sindicatos ni con el comité de empresa. Y las solicitudes formales han sido varias. Ha decidido sobre la información en época electoral, sin mínimo consenso. Y a pesar de que en varias ocasiones ha hablado del contrato programa que anunció Camps hace ya un año, nada ha hecho al respecto. El sector audiovisual valenciano ha declarado públicamente sentirse incluso "discriminado". Aún así, varios éxitos son apuestas suyas: L'Alqueria blanca, Socarrats o Maniàtics.

Ayer hubo alivio en los sindicatos del ente y en la oposición política por la marcha de quien durante cinco años ha puesto la RTVV al servicio de los intereses de Camps, primero, y del PP, después, con unas prácticas que Andrés Perelló, eurodiputado socialista, asegura que son contrarias al Tratado de Lisboa y prevé denunciarlo. Ayer este periódico llamó varias veces a Pedro García sin que descolgara el teléfono.

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