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Reportaje:BANDA SONORA

El 'top five' de las verbenas

Cinco temas infalibles para que una orquesta triunfe en las fiestas del pueblo

Carlos Marcos

Y la orquesta obró el milagro. Que el señor Manolo, de 75 años, baile La chica Ye-yé sin dejarse las rótulas en el empedrado; que el presidente de la peña +40 -20 se apretuje a una representante de la competencia, Los Amarillos, para bailar, muy agarraos, el pasodoble Suspiros de España; y que el punki del pueblo, rapados los laterales de la cabeza, cresta y chaleco vaquero con un parche de tela XXL de Manolo Kabezabolo, ofrezca una imagen cómica bamboleándose al ritmo de Corazón salvaje, de Marcela Morelo.

Milagros producidos por la orquesta, en este caso de nombre Cover Band, procedente del municipio de Alcalá de Henares, y con una misión: hacer felices a los ciudadanos de pueblos en fiestas. Y vaya si lo consiguen.

El grupo pasa cinco horas y media sobre el escenario, casi 100 canciones
"El ayuntamiento puede ser nuestro camerino", dice un músico

Son las cinco y media de la madrugada en Ledanca, un bonito pueblo en pendiente de la provincia de Guadalajara con sólo 152 habitantes. Suena Highway to hell y Tomás, 35 años, uno de los dos cantantes de Cover Band, desciende del escenario y entona el himno rockero de AC/DC entre los jóvenes del pueblo. Éstos se tambalean (hace ya muchas horas que comenzaron a empinar el codo), pero todavía les queda algún gramo de energía para coger el micrófono y gritar el famoso estribillo de la canción: "¡I'm on the highway to hell!".

Los otros cinco miembros de Cover Band (de 25 a 35 años) imitan al cantante y se bajan del escenario con sus instrumentos para unirse a la fiesta. Todos saltan extrayendo de su cuerpo el último suspiro de fuerzas. Llevan desde la medianoche interpretando canciones.

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"¿Que cómo aguantamos? Uf, madre mía... Ha habido un momento en el que estaba cantando y me mareaba del cansancio. Pero es nuestro oficio. Nos gusta, lo amamos y lo disfrutamos", relata Tomás.

Hasta llegar a Highway to hell, Cover Band ha estado la escandalera de cinco horas y media sobre el escenario. 330 minutos, casi 100 canciones, otros tantos bailes. Ayer tuvieron el mismo programa, pero en otro pueblo.

Mañana se repetirá la función en la plaza festiva que marque el calendario. Pasado los recogerán con una pala, con los cuerpos transformados en fosfatina. La vida rocosa en una orquesta. No hay otra. Y todo por 200 euros por cabeza la noche.

A eso de las siete de la tarde llegaba el grupo al pueblo en fiestas, proveniente de su cuartel general en Alcalá de Henares. Seis músicos: de la benjamina, la esbelta cantante Rocío, de 25 años, a Tomás, de 35, el otro vocalista y único padre de familia de la expedición, con un bebé de ocho meses. También son de la partida cinco operarios: técnico de sonido, técnico de luces, chófer... Transportan un equipo valorado en 60.000 euros, con luces, efectos de humo, amplificadores... Todo muy profesional.

"¿Camerinos? No, eso no se estila. Para cambiarnos lo hacemos en la consulta del médico o el hogar del pensionista. Y muchas veces en el mismo Ayuntamiento", relata Joaquín, encargado de los teclados.

El espectáculo está dividido en tres pases: el primero, enfocado a mayores y niños, con pasodobles, tangos, valses; un segundo consagrado al pop español; y un tercero de tralla rockera.

Cada fase cuenta con sus propios éxitos, pero si se le pregunta a la orquesta por su top cinco de canciones infalibles, no se lo piensan mucho: Fiesta pagana, de Mägo de Oz; El vals del obrero, de Ska-P; The final countdown, de Europe; un popurrí de Mecano que incluye Hoy no me puedo levantar, Perdido en mi habitación y Me colé en una fiesta; y el más efectivo, el que abuelos y nietos bailan juntos, ese Paquito el chocolatero, del maestro Falcó, que año sí, año también, es la canción que más dinero recauda en la lista de la SGAE.

El 90% del repertorio es producto nacional ("a la gente le gusta cantar, y mejor si lo entiende bien", dicen), al igual que son muy de la tierra los piropos que le entregan a Rocío, la cantante: "La gente es muy respetuosa. Sí, está el típico borracho que te suelta 'es que te comía la regla a cucharadas', pero no me suelen molestar mucho".

El espectáculo ha terminado, pero todavía falta la prueba de fuego. Amanece y aún quedan algunos jóvenes que planean seguir la juerga mientras la orquesta recoge los trastos. Nadie amenaza con llevar a los músicos al pilón. Un triunfo más.

Cover Band actúa durante agosto y septiembre. Ver lugares en www.coverband.es

Los seis integrantes de Cover Band, en la furgoneta del grupo.
Los seis integrantes de Cover Band, en la furgoneta del grupo.SANTI BURGOS

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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