"Te trataremos como a Marta"
La federación española considerará a Natalia Rodríguez como si fuera campeona del mundo
En el aeropuerto de Berlín y en el avión que llevaba de vuelta a Madrid a la selección española de atletismo, todo el mundo hablaba de Natalia Rodríguez, todo el mundo quería hablar con la atleta de Tarragona descalificada después de ganar el domingo la final de los 1.500 metros.
Con ella habló en el avión la azafata que le había vendido un zumo de naranja, un bocadillo de jamón y un mini Kit-Kat. Se agachó hasta su altura y le dijo: "Lo escuché por la radio y me quedé totalmente indignada. Tú eres la campeona". "Eres muy amable", respondió Natalia, aún con los ojos tristes, con su voz dulce.
Lo mismo le había respondido una hora antes al presidente de la federación española, José María Odriozola, con quien charló un rato a solas en el aeropuerto de Tegel, el más cómodo de Europa. "Le he dicho que contamos con ella hasta Londres 2012 y que le ayudaremos todo lo que podamos, al mismo nivel que a Marta Domínguez, como si hubiera sido campeona", explicó Odriozola. "Eso significa que hasta Londres, que debe ser su gran objetivo, tiene total libertad para programar su temporada, sus entrenamientos, sus competiciones... Como Marta. Y que piense que en los Europeos de Barcelona 2010 se sacará la espina".
Odriozola propondrá la máxima beca ADO para la atleta: 120.000 euros en dos años
La organización de la reunión de Zúrich impidió ayer que corra el próximo viernes
En las palabras de Odriozola también se intuía el deseo de la federación de que Natalia cuente los dos próximos años con la máxima beca ADO, la reservada para los campeones del mundo, que se eleva a 60.000 euros por cada uno de los dos años, acompañados de su exención fiscal. Para ello, Odriozola deberá elevar la petición al consejo del plan ADO, del que forma parte. Podrá recordar el presidente el caso de la pareja de regatistas Iker Martínez y Xabier Fernández, medallistas de plata en Pekín 2008 en la clase 49er pese a ganar la regata, ya que fue recalificado el barco danés, y que perciben la beca de los campeones.
Sin embargo, si el consejo del ADO, para evitar crear nuevos precedentes y situaciones de agravios comparativos extensivas a todos los niveles de las becas, rechaza la excepción del caso Natalia, la federación cuenta con autonomía para gestionar otros fondos procedentes del Consejo Superior de Deportes (CSD) e igualar por su cuenta la cuantía de la ayuda.
Esto será así porque, 24 horas después de la final, Odriozola continuaba considerando a la atleta tarraconense, de 30 años, la verdadera ganadora. "Para mí, es la campeona", dijo el presidente de la federación. "Iba tan fuerte que se llevó a la otra [Gelete Burka] por delante. Tuvo la mala suerte de que hubiera un hueco y decidiera utilizarlo. Y le metió un meneíllo a la atleta etíope, que es muy ligerita y que, seguramente, iba en ese momento con los dos pies en el aire y por eso se cayó. Si es más fuerte o es en otro momento de la carrera, no se cae. Porque hubo golpes más fuertes antes y no pasó nada. Fermín Cacho, en Barcelona 1992, también vio el hueco, metió el codo, lo aprovechó y fue campeón olímpico".
Pero, entonces, Chesire, el keniano que se abrió inexplicablemente al inicio de la última curva -justo en el mismo lugar en el que Natalia vio el hueco dejado por Burka- concediendo un espacio que aprovechó, rápido y feroz como un tiro, Cacho, no se cayó. El contacto no fue tan fuerte. Cacho pasó tan rápido y decidido que no le dio tiempo a Chesire de tratar de cerrar el hueco... Y Cacho corría en casa. En la meta sólo le esperaban aclamaciones. A Natalia, en cambio, le esperaba el abucheo de un público con pocas simpatías hacia el deporte español, acusado con frecuencia en los últimos años por la prensa alemana de florecer espléndidamente gracias a una cierta tolerancia con el dopaje.
Pese a la fe de Odriozola en Natalia; pese al convencimiento de que el juicio del público fue determinante para que el juez, alemán, de la carrera la descalificara por iniciativa propia a pesar de otras circunstancias, como el hecho de que, aun saliendo trastabillada y frenada de su acción, la tarraconense fuera la más rápida en un sprint que disputó sin convencimiento y mirando hacia atrás con sentimiento de culpa, la federación española defendió sin apenas fe ni pasión su recurso contra la descalificación, aceptando casi de antemano el veredicto condenatorio. "¿De qué se va a tener que arrepentir Natalia?", responde, casi encendido, su entrenador, Miguel Escalona, a quien le pregunta si la atleta cree que se equivocó al intentar aprovechar un hueco por el interior en vez de remontar por fuera como es su estilo. "¿De qué error? ¿De ser la más fuerte? ¿De hacer todo lo posible para ganar?".
Natalia Rodríguez tuvo ayer otro disgusto. Tenía previsto disputar el viernes la reunión de Zúrich, una repetición de la final. Sin embargo, la organización no la acepta. Ayer esgrimió como argumento que la carrera estaba preparada para que Jamal, ganadora en Berlín, hiciera una gran marca. En Suiza no quieren competencia para la atleta de Bahrein. En el fondo, otro castigo para Natalia.
De ayudas para todos a premios grandes por objetivos
En el momento de la despedida, con la selección marchándose de Berlín, José María Odriozola, el presidente de la federación, resumió la actuación de los españoles en los campeonatos con un punto de romanticismo y eligiendo su propio titular para la competición: "Yo pondría 'el Mundial de nuestras mujeres' porque son ellas las que nos han permitido mantener el tipo".
España se marcha de Alemania con un oro y un bronce, conseguidos por Marta Domínguez en los 3.000 metros obstáculos y Jesús Ángel García Bragado en los 50 kilómetros marcha. Hace tiempo que los dos medallistas superaron la treintena. Esa estadística, desoladora por lo que representa ante el futuro, no habría sido alterada por el oro que acabó perdiendo Natalia Rodríguez en los 1.500 metros: ya ha cumplido los 30 años.
¿Qué les espera a los atletas españoles tras la competición? ¿Cómo será el siempre temido reparto de becas?
"Vamos a apoyar a los que han sido profesionales... Ha habido quien no lo ha sido. Al que no le guste un huevo el atletismo, que lo deje, porque al atletismo hay que amarlo. No suele compensar por lo mucho que hay que darle". Hablaba Odriozola de las becas y de cómo, por ejemplo, la federación valoraba el papel de Jesús España, décimo en los 10.000 metros, fuera de la que se concede a los ocho finalistas, pero competitivo, fiero, con un tirón al toque de campana que anunciaba la última vuelta, cuando se vio peleando para ser entre tercero y quinto pese a combatir contra la armada africana.
De eso también hablaba ayer Manuel Pascua, técnico de prestigio, que ya lo ha visto casi todo. "Estos Mundiales", decía, "definen lo que es España. Hay algunos corredores, algunas mujeres, que son los mejores de Europa, pero es que Europa está muy mal. Es ya muy difícil encontrar a alguien como Nuria [Fernández, cuarta en el 1.500], que se sacrifica. Si esto sigue así, en diez años no habrá nadie. En vez de becas para todos, debería haber grandes premios por objetivos. Para que nadie levante el pie del acelerador. Hay mucho acomodado. Falta pasión. Hay que dar más a menos gente".
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