La pasarela de la polémica cruza ya media M-30
Los habitantes de El Ruedo acusan de racismo a quienes están contra la obra
Dos grandes grúas; cuatro camiones; una quincena de operarios, y una noche por delante para unir dos barrios que no querían verse las caras. Desde la madrugada de ayer, la polémica pasarela entre Moratalaz y Retiro es casi una realidad. La mitad del puente cruza ya la M-30, en la parte contigua a Moratalaz, a la espera de que el próximo jueves se monte la otra parte y la pasarela se inaugure en las próximas semanas.
A las 2.30 del miércoles, aparecía frente al edificio de La Estrella un tráiler con los 45 metros de pasarela. Los operarios llevaban dos horas de trabajos previos y la colocación obligó a cortar durante toda la noche la M-30 dirección norte desde el puente de Vallecas. Todo en un ambiente silencioso en el que sólo se oía el fluido tráfico en dirección sur y alguna voz de los trabajadores. Nadie observaba la maniobra, ni a pie de calle ni por las ventanas de los edificios de El Ruedo y La Herradura, donde viven 597 familias realojadas. Nada se vislumbraba de la polémica que rodeó el proyecto.Ni a los vecinos de uno y otro lado, ni a los concejales de los dos distritos que se van a unir (Moratalaz y Retiro), ambos del PP, les convencía la idea de que la zona de los dos edificios de realojo y el barrio de la Estrella (donde está el parque de Roma y viven 24.500 personas), se unieran con este paso peatonal. Un enlace que se suma a la conexión que ya hay a través de la calle de los Vinateros, a unos cientos de metros de la nueva pasarela.
Los vecinos de El Ruedo, en su mayoría gitanos, se quejaban en mayo de que el asunto era un problema de "clasismo y racismo". Luis Gallego, presidente de la Asociación Avance, que representa a los vecinos de Moratalaz, cree que "el tema está ya zanjado". Considera que "hay vecinos en la Estrella que no querían la pasarela por miedo a los gitanos", pero "las fuerzas sociales están de acuerdo".
En la otra orilla, la asociación de vecinos Parque de Roma mantiene que "el Ayuntamiento ha tomado su autoridad sin hacer caso de la opinión de los vecinos". Su presidente, Francisco de Paula, niega que haya un sesgo racista en la oposición a la pasarela: "Es un gasto innecesario porque ya existe un puente que une los dos barrios. La relación ya está cumplida".
En el barrio de la Estrella preferían otras infraestructuras para el barrio. "La polémica del racismo no la han planteado los vecinos, sólo quieren enfrentarnos", considera De Paula. El concejal del distrito de Moratalaz, Fernando Martínez-Vidal, también quería otros equipamientos y, aunque acató la decisión, suscribió una moción de Izquierda Unida en la que se lamentaba de que nadie les hubiera preguntado sobre el tema. Aunque Luis Gallego cree también que "existen otras muchas prioridades", su asociación no ve con malos ojos la pasarela a medio montar. "Por el otro puente, con los coches, apenas queda un metro de acera para los peatones". Cruzada la M-30 las cosas se ven distintas. "Han hecho una pasarela a tres minutos andando del puente multifuncional existente. No hay ninguna mejora si querían acortar distancias", mantiene el presidente de la asociación de vecinos Parque de Roma.
Ajenos por completo a esta polémica, los operarios se afanaron durante toda la noche del miércoles para colocar la pasarela. Primero hubo que asegurar las dos grandes grúas con contrapesos y medir su posición para poder mover los 45 metros de puente. Después, tocó el turno de preparar la pasarela, en cuyos dos extremos se soldaron cuatro grandes enganches desde los que colgarla de las grúas. Y por último, a partir de las cuatro de la madrugada, la labor más complicada: mover la pesada pasarela y colocarla sobre el pilar situado en el centro de la M-30 y el que está a los pies de La Herradura. Es complicado tender puentes.
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