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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Robert Novak, comentarista político estadounidense

Murió ayer un periodista a la vieja usanza, un influyente comentarista conservador de los de nutrida agenda de contactos que reveló secretos sobre asuntos como el caso Watergate y entrevistó a líderes históricos como Ronald Reagan o Den Xiaoping antes de verse envuelto en uno de los mayores escándalos informativos de la Administración del segundo George Bush.

A Robert Novak, nacido en Illinois en 1931 y fallecido en Washington a los 78 años, le gustaba el apodo que su colega de profesión John Lindsay le había elegido. "Éramos dos jóvenes reporteros cubriendo el Senado, y hablábamos mucho del futuro. Yo era tan pesimista y crítico con los políticos, que me dijo: '¿Sabes?, eres de verdad el príncipe de las tinieblas'. Y el mote se me quedó", dijo Novak en el canal Fox News en 2007.

Durante 30 años, escribió la columna Inside Report junto con Rowland Evans. Fuente fiable de filtraciones, campo minado de declaraciones anónimas, era de lectura obligada para quien quisiera saber algo de política nacional de EE UU. En aquella columna se reveló que Richard Nixon quería culpar a la CIA de la irrupción en los despachos del Partido Demócrata en el hotel Watergate. Se encumbró y se destrozó a políticos, víctimas de sus propias indiscreciones.

Tal era la influencia de Novak en la prensa política, que la cadena CNN le dio un espacio en su fin de semana inaugural, en 1980. Permaneció en antena durante muchos años, dado a comentarios políticamente incorrectos. La dejó en 2005, después de abandonar el plató en directo durante una agria discusión con un comentarista demócrata. Eran malos días para él. Había estallado el escándalo de Valerie Plame. Y de entrevistador insidioso había pasado a ser carne de escándalo.

El 14 de julio de 2003, publicó en su columna: "Valerie Plame es un operativo de la [CIA que investiga] armas de destrucción masiva". Novak había revelado la identidad de una agente secreto, casada con un diplomático al que el Gobierno de Bush había enviado infructuosamente a África a seguir el rastro del supuesto uranio vendido a Sadam Husein.

La columna provocó una investigación federal, que acabó con la condena a Lewis Scooter Libby, jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney, por obstrucción a la justicia y haber mentido a agentes del FBI. La justicia no condenó a nadie por haber filtrado el verdadero trabajo de Plame. Novak se libró de ir a juicio.

En 2008 se le diagnosticó el tumor cerebral que le costó la vida. Según escribió en su penúltima columna, "después de 51 años de periodismo sin respeto por las normas establecidas en Washington, creí que había hecho más enemigos que amigos, pero mi experiencia reciente me ha demostrado que tal vez haya ocurrido lo contrario".

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