La leyenda del tamborilero
Juan José Ballesta rueda 'Bruc', la historia de un joven catalán que frenó el avance de las tropas napoleónicas
No hay carretera, teleférico o funicular que llegué hasta Sant Jeroni. A la cumbre de Montserrat, la mítica montaña símbolo de la resistencia catalanista, se llega con esfuerzo tras casi una hora recorriendo un intrincado camino que bordea el precipicio. La osadía de ascender a 1.236 metros vale la pena. No sólo por el espléndido paisaje que desde allí se domina, sino también por la posibilidad de vivir una leyenda: la del tamborilero del Bruc.
El 6 de junio de 1808 el joven somatén del pueblo de Samtpedor, al pie de Montserrat, frenó el avance del ejército napoleónico con el redoble de su tambor. El eco de la montaña catalana multiplicó el sonido haciendo creer al invasor francés que las tropas de resistencia eran superiores a los 4.000 hombres que encabezaba el mariscal Lefebvre. La batalla que se libró en el desfiladero del Bruc es el punto de partida de la nueva película que bajo las órdenes de Daniel Benmayor protagoniza Juan José Ballesta, tras dos años alejado del cine.
"Juanjo, dice mamá que te portas mal. Pórtate bien, que si no, cuando llegue ya verás", reprende un individuo pintado de negro a un niño por móvil. El tiznado es Ballesta -que parece escapado de los brazos de la moreneta que se venera en la montaña- hablando con su hijo en una pausa de Bruc, cuyo rodaje finalizó el pasado jueves en Montserrat tras siete semanas de trabajo en diferentes localizaciones de Cataluña. Él es el mítico tamborilero, Bruc, que repele franceses, mosquete en ristre, desde lo más alto de Montserrat. Le acompañan en los papeles protagonistas el suizo Vicent Pérez que interpreta al oficial francés Maraval, Santi Millán en la piel del rastreador colaboracionista De la Mata, y la actriz francesa de ascendencia española Astrid Bergès-Frisbey en el papel de Gloria, la novia de Bruc.
Desde uno de los picos del macizo, Ballesta-Bruc observa al oficial francés Nouaille (Nicolas Giraud) que le mira desde otra de las puntas de esta mole de roca y arcilla, separados por cerca de 100 metros de distancia y un precipicio de vértigo. Nouaille dispara. Bruc ni se inmuta. Observa la dirección del viento, apunta a su enemigo, pero el francés dispara primero. Vuelve a errar. Bruc ajusta su puntería y aprieta el gatillo. El estruendo del falso disparo retumba en la montaña como el redoble de su tambor. Nouaille se lleva la mano a la cabeza. Cae. La escena se repite. Una, dos, tres y hasta cuatro veces. Así es el cine. Entre toma y toma, las maquilladoras rocían el torso desnudo de Ballesta para simular sudor: "En los ojos no, que no veo. En las sobaqueras", indica el actor.
"Soy carbonero y me tizno de negro para que los franceses no me encuentren", desvela Ballesta. "Estaba deseando hacer un personaje de acción, alejado de los típicos papeles de comedia española", afirma el protagonista de El Bola, quien ha tenido que aprender catalán para interpretar su personaje. "Eso no ha sido lo complicado, lo difícil es estar en forma para estar corriendo durante casi toda la película", confiesa.
Edmon Roch y Jordi Gasull son los productores del filme (5,4 millones de euros) que narra la historia ficticia de lo sucedido tras la batalla, cuando Napoleón envió a siete de sus mejores hombres para conseguir la cabeza del individuo que había detenido a la mayor maquinaria de guerra de la época. "Queríamos actualizar el mito. Crear un héroe de acción que funcionara con los referentes del siglo XIX, pero que se pueda entender en el XXI", afirma Gasull, quien también es el autor del guión junto a Patxi Amescua. "Por eso hemos quitado elementos folclóricos, como la barretina para que conecte mejor con todas las audiencias".
A Daniel Benmayor, el director, se le ve satisfecho a punto de concluir el rodaje de su segunda película, tras Paintball. "Ha sido un trabajo complicado en el que hemos hecho cosas que nadie había hecho antes". Se refiere a rodar en la cumbre de Montserrat, en el interior de las cuevas de Collbató, donde han filmado la pelea, a muerte, entre Bruc y Maraval. "Fue espectacular, con tiros y personas ardiendo", explica, o las tomas en Arnes (Tarragona), donde se filmó la batalla, adonde hubo que llegar con las cámaras cargadas sobre mulas. Tras alabar los efectos especiales del multipremiado Reyes Abades, la dirección artística de Antxón Gómez y el vestuario de Ariadna Papió, Benmayor destaca el trabajo de los actores y afirma que Ballesta "es un pura sangre con talento innato" y que Santi Millán "sorprenderá en su registro de malvado".
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