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Bicis y peatones pelean por la acera

San Sebastián inaugura mañana dos nuevos kilómetros de 'bidegorri' en medio de los roces de convivencia entre viandantes y ciclistas urbanos

San Sebastián estrena mañana dos nuevos kilómetros de su entramado de carriles-bici con un tramo que transcurrirá a lo largo del túnel de Morlans por el que durante décadas circularon los trenes hacia Lasarte-Oria. Una marcha ciudadana que comenzará en el consistorio (11.30) inaugurará el bidegorri que unirá a partir de ahora los barrios de Amara e Ibaeta, un paseo destinado únicamente a las bicicletas. El Ayuntamiento donostiarra se felicitaba ayer por haber creado el túnel ferroviario más largo en Europa que ha sido transformado en un bidegorri. Así, con un presupuesto superior al millón de euros -cofinanciado entre el Ayuntamiento y el Gobierno vasco- se ha logrado revitalizar una vía en desuso.

La velocidad máxima permitida para las bicicletas es de 20 km/h
Guipúzcoa pretende construir 378 kilómetros de carril-bici para 2015

El nuevo tramo se suma a la treintena de kilómetros para las bicicletas de que la capital guipuzcoana dispone en la actualidad y nace para impulsar "una cultura de valores medioambientales", según el bando dictado por el alcalde, Odón Elorza, y para compensar las dificultades de aparcamiento y de fluidez del tráfico, sobre todo en el centro. En total, San Sebastián cuenta con cerca del 15% de los carriles bici de la provincia. Guipúzcoa cifraba en 194 sus kilómetros de bidegorri el año pasado, y su pretensión es que pasen a ser 378 en 2015, repartidos en nueve itinerarios.

Con este reto en la mente, los donostiarras y los visitantes de la ciudad comienzan a ver la bicicleta como un medio de transporte que se codea con los más fuertes: el autobús público y el coche privado. Las cifras facilitadas por el Ayuntamiento lo confirman: del 1,7% de ciclistas urbanos en 2004, el porcentaje ha aumentado hasta un 2,6%. Dicho de otro modo, San Sebastián cuenta con una media diaria de 12.000 ciudadanos que se desplazan en sus ciclos, un número que en verano aumenta por las condiciones meteorológicas más favorables y por la llegada de los turistas que, a menudo, optan por el alquiler de bicicletas.

Sin embargo, cuantos más usuarios, más problemas. Las quejas de los peatones se suceden constantemente, sobre todo las relacionadas con tramos polémicos, excesivamente transitados o mal señalizados. Uno de los puntos más conflictivos es el paseo de La Concha, en el que los intercambios de timbrazos y sustos se suceden prácticamente a diario. "No, pero por los pelos", responde una mujer a la pregunta de si ha tenido algún percance de este tipo. Aunque algunos ciclistas respetan a los viandantes, "el 70% va por la acera", asegura mientras termina de sacudirse la arena de la playa.

Una ordenanza del Ayuntamiento donostiarra de 2006 indica que los ciclistas deben circular por los carriles destinados a las bicicletas dentro de las zonas peatonales o por la calzada. "Ni sabía que había normas", aclara Juan, un joven donostiarra que cada año emplea su bicicleta para acercarse a la playa. Ésta parece ser la opinión más común entre los ciudadanos consultados. Muchos desconocen que no se pueden superar bajo ninguna circunstancia los 20 kilómetros por hora en bicicleta, que hay que mantener una distancia de seguridad mínima de un metro y que en las zonas peatonales siempre, a pesar de tratarse de un bidegorri, tienen prioridad los peatones. Un paseo de 20 minutos hasta La Concha ayer por la tarde fue suficiente para comprobar 13 infracciones de ciclistas urbanos. El empleo de las aceras para circular y la velocidad excesiva resultan las más comunes. Sobre lo primero, Juan relata que a veces es inevitable, aunque se declara satisfecho con la cantidad de bidegorris en la ciudad.

"Tenemos que convivir", defiende Elisabeth. Ella y su hija, bicicleta en mano, piensan que no es necesario culpar de todos los conflictos a los ciclistas y apelan al sentido común y a la comprensión por parte de todos. En definitiva, defienden la misma visión "de civismo y de respeto a las personas" a las que se refiere el consistorio en su bando.

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