Nigeria, ¿vía libre?
El país africano ofrece un acuerdo a la guerrilla, lo que podría estabilizar su economía
La economía nigeriana ha sufrido los últimos meses una importante crisis debido a una creciente inestabilidad política generada por la vuelta de los ataques guerrilleros a las principales instalaciones petrolíferas del país. El Movimiento para la Emancipación del delta del Níger (MEND) exige la liberación de su líder, Henry Okah, detenido por el Gobierno hace dos años. Esto ha generado que la producción de crudos -que está entre las diez más importantes del mundo- se haya reducido en al menos un 25% en este periodo.
La segunda economía africana vive del petróleo. Esta industria representa cerca del 20% del PIB del país, el 80% de sus ingresos totales y el 95% de sus exportaciones de materias primas. Esta dependencia está estrechamente ligada con el delta del río Níger, lugar donde se halla gran parte de sus yacimientos de crudo -más del 50% de la producción- y zona geográfica reivindicada por los guerrilleros. No es casualidad que las plantas atacadas en los últimos meses sean las explotadas en esta zona por multinacionales como Royal Dutch Shell o Agip.
Su producción de crudo diaria es de 1,7 millones de barriles por los atentados
Ataques que han generado graves desequilibrios. El principal ha sido la contracción de las inversiones extranjeras agudizadas por las previsiones de caída del precio internacional del crudo. Las principales petroleras han desviado sus capitales hacia zonas más seguras como Angola o Ghana, poniendo en riesgo el desarrollo de megaproyectos gasíferos. Mientras, el Ejecutivo local no ayuda a mejorar la seguridad jurídica. Estas últimas semanas ha revocado licencias de explotación otorgadas a la Korean National Oil Company (KNOC) o a la india ONGC.
En marzo, Standard & Poor's (S&P) rebajó su calificación de Nigeria. La agencia ha alertado sobre la caída de sus reservas en divisa extranjera y las medidas de política económica del Ejecutivo. Nigeria ha aumentado la emisión de bonos públicos para equilibrar los menores ingresos por petróleo, con lo que han alcanzado una deuda equivalente al 9,6% del PIB. Las presiones sobre crecimiento del PIB también son inciertas. El Banco Central local espera un aumento del 5,8%, pero el FMI ha reducido sus expectativas hasta el 2,9%.
No obstante, hay una luz al final del túnel ya que el Ejecutivo y el líder rebelde han alcanzado un principio de acuerdo para terminar con las hostilidades. De cumplirse este pacto, Nigeria podría volver a la estabilidad lograda a principios de año y dar paso al desembarco definitivo de la inversión extranjera, que en 2007 alcanzó los 13.000 millones de dólares, pero que este año se ha paralizado. En cuanto al petróleo, su potencial de producción está cifrado en tres millones de barriles diarios. Durante estos últimos meses la producción ha caído a 1,7 millones de barriles por las luchas internas.
Pero las perspectivas de crecimiento no están sólo ligadas a los hidrocarburos. Con la estabilidad política se abre la puerta a la consolidación de las infraestructuras en un país en el que está todo por hacer. Proyectos a los que las empresas españolas no son ajenas. Hace unas semanas, el presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, visitó el país encabezando una delegación empresarial en la que estaban presentes CAF, Gamesa, Repsol, Gas Natural o Iberia. La idea es aumentar la cooperación económica, que hoy se circunscribe casi exclusivamente a la compra de petróleo nigeriano.
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