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Entrevista:MUSICA | Entrevista

Paul Jones "Mis compañeros de generación todavía me respetan musicalmente"

Diego A. Manrique

Celebremos a una de las grandes generaciones musicales: la formada por los chavales británicos que, nacidos durante la Segunda Guerra Mundial, encontraron una forma de expresión en la música afroamericana, entonces una afición clandestina. Brotan rápidamente los apellidos de vocalistas estelares que usaron el blues como plataforma: Jagger, Morrison, Stewart, Winwood, Burdon. Pero la lista no suele incluir a Paul Jones (Portsmouth, 1942), ahora de actualidad por un poderoso disco como solista, Starting all over again.

Hoy, Paul Jones asegura que, en su caso, la pasión musical obedecía a una motivación política: "La música, desde luego, era excitante. Pero, como adolescente, yo contemplaba las luchas de los derechos civiles en Estados Unidos con indignación. Querer cantar música negra también suponía expresar solidaridad con gente que estaba vergonzosamente oprimida".

"Como los Stones o los Yardbirds, habíamos comenzado como apóstoles del 'blues', pero desembocamos en la música pop"
"A veces, nos contratan y sólo quieren los éxitos de los sesenta. No pasa nada, temas como 'Pretty flamingo' son divertidos de interpretar"

Entre 1962 y 1966, Jones fue el espléndido cantante y armonicista del grupo del teclista surafricano Manfred Mann. Un proyecto curioso, que mantenía un calculado distanciamiento respecto al frenesí pop del momento (aunque también eran los autores de la sintonía de Ready steady go!, el celebrado programa de televisión). Los integrantes de Manfred Mann exhibían una altanera querencia por el jazz y aire de intelectuales, lo que les permitió vivir aventuras como una gira por la Unión Soviética. Alternaban esas tendencias y se burlaban de la simpleza de parte del público pop: es memorable su The one on the middle (1964), donde reconocían la importancia de tener un cantante guapo, "el que está en el medio".

El eclecticismo de Manfred Mann se manifestaba en adaptar éxitos menores de las listas estadounidenses pero también en dramatizar temas de Bob Dylan, gran audacia entonces. El elemento distintivo era la muy expresiva voz de Paul Jones, que hoy reconoce no recordar mucho de aquellas decisiones musicales: "Nuestra principal ocupación era divertirnos. Ni siquiera teníamos la idea de que Londres funcionaba como capital de un movimiento mundial. Como los Stones o los Yardbirds, habíamos comenzado como apóstoles del blues, pero desembocamos en la música pop".

Tiempos de inconsciencia, posiblemente. Jones alegaba que dejó Manfred Mann -donde fue reemplazado por Mike D'Abo- por su alejamiento de la música negra, pero se dejó llevar finalmente por la industria y reapareció haciendo (excelente) pop orquestal, como High time y I've been a bad, bad boy. Esta última formaba parte de Privilege (1967), notable película de Peter Watkins que retrataba a una Gran Bretaña donde el establishment controlaba los impulsos rebeldes de la juventud mediante la manipulación ideológica de las estrellas pop. Jones compartía allí protagonismo con la modelo Jean Shrimpton. "En su momento, Watkins y yo teníamos la suficiente paranoia para creer probable algo así. Ahora sabemos que el sistema es mucho más sofisticado, aunque haya países totalitarios que sí utilizan la música para lavar cerebros".

Como muchos artistas de su quinta, Paul Jones quedó descolocado por el cambio de paradigmas que supuso la psicodelia y el rock progresivo. "Por ejemplo, yo bromeaba con John Paul Jones -teclista y bajista de Led Zeppelin- por copiarme mi apodo: que conste que, en realidad, yo me llamo Paul Pond y él es John Baldwin. Ahora, raro es el día que no tengo que explicar que yo no estuve en Led Zeppelin. Pero entonces no te planteabas registrar un nombre artístico. Además, recuerdo haber visto a Led Zeppelin en el Madison Square Garden neoyorquino, uno de los conciertos más impresionantes de mi vida. Estuve allí con Noel Redding, que había tocado con la Jimi Hendrix Experience. Unos pocos días después, supimos de la muerte de Jimi...".

Durante los setenta, Paul trabajó más de actor que de cantante. Hasta que en 1979 se juntó con otros veteranos de los sesenta en The Blues Band. "En aquellos tiempos, las discográficas no querían saber nada de música con raíces negras, todo era punk rock y new wave. Así que nos autoeditamos una grabación de directo (The oficial Blues Band bootleg album) y tuvo el suficiente impacto para que nos fichara Arista. Al año siguiente conseguimos un éxito con Maggie's farm, una canción de Dylan que se convirtió en un himno de rechazo a Margaret Thatcher. Y hemos seguido. También actúo y grabo con Dave Kelly, que es otro devoto del blues".

El circuito del blues puede ser modesto pero ofrece un modus vivendi a los practicantes: "La Blues Band tocó en España en grandes recintos a principios de los noventa, como teloneros de Dire Straits. Hemos vuelto a festivales especializados, como el de Antequera, el año pasado. ¡No me quejo! Uno de mis modelos es Little Walter, que podía cantar pero que además hacía que la armónica sonara como toda una banda. Era un hombre emocionalmente atormentado, que apenas pudo vivir de su música y que murió demasiado pronto. Lo mismo que Sam Cooke, un gigante que era capaz de interpretar blues, soul, pop o gospel. Tenía el poder de meterte cada canción en el corazón, donde se abría y se quedaba para siempre".

Paul Jones canta igualmente en The Manfreds, una agrupación de antiguos integrantes de Manfred Mann. "A veces, nos contratan en Alemania y sólo quieren los éxitos de los sesenta. No pasa nada, temas como Pretty flamingo o Do wah diddy diddy son divertidos de interpretar. Pero en Gran Bretaña ofrecemos un espectáculo más variado, donde hay piezas instrumentales o incluso canciones de mi último disco".

Ah, hemos llegado a Starting all over again. Paul Jones niega que ofrezca conscientemente una panorámica de los diferentes palos tocados a lo largo de casi cincuenta años en activo: no está, por ejemplo, la música religiosa que refleja su conversión al cristianismo. "El repertorio es una combinación de mis gustos y de las ideas de Saul Davis, un disquero estadounidense que quería trabajar conmigo. Me llamó para grabar un dueto para un disco de Percy Sledge que salió en 2004, y que hemos recuperado en Starting all over again".

Entre los músicos hay nombres ilustres, como el saxofonista Ernie Watts o el guitarrista Eric Clapton. "Saul y la productora, Carla Olson, llamaron a diferente gente. Yo no me hubiera atrevido a incordiar a Eric, aunque nos conocemos desde siempre e incluso grabamos juntos en The Powerhouse. La respuesta de Eric fue entusiasta y generosa, como su propia manera de tocar la guitarra. Sé que mis compañeros de generación todavía me respetan musicalmente: Van Morrison me invitó a tocar armónica en una sesión que hizo para la BBC".

Explica Paul Jones que no se conforma con esas palmaditas. "Presento un programa de radio y escucho muchas novedades. Fuera de la corriente principal del pop, hay una enorme cantidad de artistas que parten del blues, desde Derek Trucks a Joe Bonamassa. Entre los jóvenes, se me ocurren John Nemeth, Samuel James, Oli Brown y Jeffrey Wright, que hizo de Muddy Waters en la película sobre Chess Records. Esos también son mis contemporáneos y debo estar a su altura".

Starting all over again. Paul Jones. Continental Blue Heaven / Karonte.

Paul Jones publica el disco en solitario <b><i>Starting all over again.</b></i>
Paul Jones publica el disco en solitario Starting all over again.

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