'Wait & see' para invertir
Las empresas de EE UU paralizan o recortan sus proyectos en España
Estados Unidos, responsable de una quinta parte de toda la inversión extranjera que llega tradicionalmente a España y origen de numerosas implantaciones de carácter industrial en este país, afloja al ritmo cansino de la crisis. Sus 553 compañías con un pie instalado en el mercado español no escapan del sentimiento de parálisis, prudencia y temor por el futuro incierto que envuelve a la economía global y, en particular, a la economía española. Más de la mitad de las empresas encuestadas por la escuela de negocios ESADE para la Cámara de Comercio de EE UU en España confiesa que bien meterán en un cajón cualquier atisbo de nueva inversión, bien revisarán a la baja los proyectos que hubieren puesto sobre la mesa. Y otro tercio se conforma con quedarse como está. De modo que sólo 13 de cada 100 sacarán pecho con más dinero. El año pasado, inmerso ya de lleno en la crisis, el mismo barómetro marcaba un panorama más halagüeño, en el que un 66% de las multinacionales se decía que mantendría o aumentaría sus planes inversores.
Sólo un 4% de las firmas encuestadas son optimistas sobre la economía española
Se dispara la cifra de empresas que piensan recortar el empleo en España
El empresario americano parece, pues, deprimido. "Bueno, es un sentimiento general que abunda entre los empresarios españoles. Las empresas de Estados Unidos no van a ser ninguna excepción", comenta al respecto Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio Americana en España, que no deja por ello de subrayar tanto el aguante de las inversiones en marcha, al menos hasta ahora, como el "largo camino por recorrer" que les queda en este país a las compañías estadounidenses. Si en España tienen presencia 553 de ellas, en Francia la cifra escala a 1.800. Por no hablar del Reino Unido, donde se cuentan cerca de 11.000.
"España necesita redefinirse para atraer nuevas inversiones, algo que empieza a hacer", reflexiona Malet, para quien el cambio de inquilino en la Administración estadounidense, por sí mismo, no va a tener efecto alguno sobre las relaciones comerciales.
Sobre el trasfondo del duro pulso triangular que libra el Gobierno español con sindicatos y patronal empresarial en relación con el diálogo social, la Cámara se apunta a la flexibilidad laboral, además de al coro de voces en favor de un sistema fiscal "menos complejo y más competitivo". Las respuestas sobre las pegas para implantarse en España que argumentan las empresas (son 97 los pesos pesados que responden, de la General Motors a General Electric, pasando por Pfizer, IBM, Nike o Citigroup, por citar a unas pocas) en el barómetro continúan incidiendo en estos aspectos, además de en otros clásicos como la persistencia, en su opinión, de excesivas trabas burocráticas. O en la conveniencia de mejorar en asignaturas pendientes como el dominio del inglés.
En esta ocasión, al ser inquiridas por el entorno que rodea su actividad, por propia iniciativa parte de las encuestadas apunta la falta de medidas "adecuadas" para afrontar la crisis y la reactivación de la economía, el supuesto "escaso impulso de la inversión industrial", la morosidad de las administraciones, la ausencia de una financiación bancaria adecuada para las empresas o el deterioro de la confianza de los consumidores.
El termómetro del pesimismo sube más de temperatura en la industria de la automoción, que vive instalada en los excesos de capacidad productiva en relación con la demanda y que en España está siendo fuente de numerosos expedientes de regulación, sobre todo de carácter temporal. Le sigue la industria química. El tono es menos sombrío en la industria farmacéutica y de material médico. Los abiertamente pesimistas representan el 54% del total.
Lo que más inquieta a la Cámara de Comercio Americana es la triste perspectiva que persiste sobre la economía española. Y es que tan sólo un 4% de las respuestas le concede algún atisbo de mejora en materia de crecimiento. Hace dos años, cuando se iniciaba la desaceleración, la proporción de respuestas optimistas sobre las perspectivas económicas del país alcanzaba el 85%.
La traducción de este horizonte sobre el mercado laboral es evidente. Casi un 40% del total de empresas avanzan que recortarán la plantilla. Es un porcentaje netamente superior al que se pronunciaba en este sentido hace un año (un 15%). La mayoría confiesa que "lo más que pueden hacer es mantener el nivel de la ocupación existente en sus plantillas". -
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