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Análisis:Econonía global | coyuntura nacional
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Más que paños calientes para el mercado laboral

Tras conocer el comportamiento de la afiliación a la Seguridad Social, cabía esperar que el ritmo de destrucción de empleo se moderase notablemente durante el segundo trimestre del año, y así ha sido, aunque en menor cuantía de la prevista. Los afiliados medios en el trimestre, corregidos de estacionalidad, disminuyeron en 265.000 personas respecto al trimestre anterior, mientras que la Encuesta de Población Activa (EPA), en estos mismos términos, refleja un descenso de 325.200 ocupados. Por segundo trimestre consecutivo, los afiliados descienden menos que los ocupados según la EPA, lo que podría explicarse porque muchas personas que pierden su empleo, principalmente autónomos, siguen cotizando a la Seguridad Social. En cualquier caso, la pérdida de empleo en este trimestre ha sido menos de la mitad de la que se produjo en el trimestre anterior. La tasa intertrimestral anualizada, corregida de estacionalidad, ha pasado de un terrorífico -13,1% en el primer trimestre del año a -6,6% en el segundo, que tampoco se queda manca.

La tasa de paro de los menores de 25 años se sitúa ya en el 38,1%, cifra no conocida desde 1997
A partir de estos datos, el PIB del segundo trimestre debe haber registrado una caída en torno al 4,5%

No obstante, dado que la disminución del empleo en el último trimestre ha sido superior a la del mismo periodo de 2008, la tasa interanual ha vuelto a empeorar, al pasar de -6,4% a -7,2%, lo que equivale a casi millón y medio de empleos perdidos en los últimos cuatro trimestres. La evolución de los ocupados por sectores muestra que la desaceleración en su ritmo de caída es especialmente significativa en la construcción y la industria, los dos sectores más afectados por la crisis, aunque el ritmo sigue siendo muy elevado. A partir de estos datos, peores de lo previsto, la caída del PIB en el segundo trimestre podría ser del orden de medio punto porcentual mayor que el 4% estimado inicialmente (eso suponiendo que el INE no revise los datos de los trimestres anteriores).

En cuanto al comportamiento de la oferta de trabajo (población activa), se confirma el brusco cambio que ya se produjo en el primer trimestre respecto a la tendencia anterior. Tras aumentos del orden de 150.000 activos (cve) por trimestre hasta finales de 2008, en el primero de 2009 se produjo una ligera disminución y en el segundo prácticamente no ha variado. Así, el aumento intertrimestral del número de parados ha sido prácticamente el mismo que el descenso de los ocupados. En valores absolutos, el paro afectó a 4.137.500 personas, un 17,9% de la población activa (tres décimas más en cifras desestacionalizadas). Cabe añadir que la tasa de paro de los menores de 25 años se sitúa ya en el 38,1%, cifra que no se conocía desde 1997. Junto a los trabajadores por cuenta propia, los jóvenes y los trabajadores con contrato temporal (la mayoría de ellos, jóvenes) son los colectivos más perjudicados por la crisis.

El ritmo de destrucción de empleo supera con mucho al del resto de países europeos. No se dispone de datos para el segundo trimestre del año, pero en el primero los ocupados habían disminuido un 1,1% en tasa interanual en el conjunto de la UE. Como consecuencia, la tasa de paro española más que duplica a la media de dicha zona.

Mientras todo esto ocurre, los participantes en el diálogo social andan repartiéndose pequeñas ayudas a costa del erario público para aparentar que hacen algo por los colectivos a los que representan. Paños calientes. Entre otras medidas, el Gobierno debería recortar cinco o seis puntos las cotizaciones sociales y, para no desequilibrar las cuentas de la Seguridad Social, subir el IVA y los impuestos especiales en la cantidad necesaria y cederle estos recursos. Se trataría de ampliar la financiación de la Seguridad Social a una cesta de impuestos en vez de que recaiga toda ella sobre las cotizaciones. El impacto inflacionista iba a ser pequeño en la actual coyuntura. Con ello se rebajarían significativamente los costes laborales y ello, a su vez, ayudaría a conseguir dos cosas que son esenciales para la economía española: crear empleo y exportar más (la medida tendría los mismos efectos que una devaluación -ahora imposible- de la moneda). Quizá los economistas de los agentes sociales no sepan o no admitan que bajando los costes se emplea a más gente o que el cambio del modelo de crecimiento pasa por fortalecer y ampliar el sector exportador, pero los economistas del Gobierno sí lo deben saber. ¿Entonces? -

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).

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