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Reportaje:

Postales de la ciudad perdida

Vigo abre al público 4.000 imágenes digitalizadas del Archivo Pacheco

"Aquí mismo, detrás de la iglesia, había un río en el que me bañé muchas veces", recuerda Merche, una viguesa emocionada ante la foto en blanco y negro que contempla. A su lado, una pareja joven se sorprende del antiguo aspecto de la ciudad. Dudan si reconocen o no lo que están viendo, tan cambiado como está todo. En otra esquina de la sala, Avelino, nacido en el barrio del Calvario y ahora residente en Valencia, consigue, al fin, prender un hilo de la madeja de recuerdos: "Cuando yo era pequeño esta calle era de adoquines y tenía los surcos del tranvía".

Desde la reapertura esta semana del Archivo Pacheco, una colección fotográfica propiedad del Ayuntamiento que está ubicada en la Casa das Artes, se cuentan por decenas los ciudadanos que acuden a diario a consultar la base de datos compuesta por 4.000 fotografías digitalizadas, datadas entre el último tercio del siglo XIX y finales del XX.

Las fotografías datan de entre el último tercio del siglo XIX y finales del XX

No se trata, tan sólo, de realizar un ejercicio de memoria. La información que pueden aportar los visitantes, sobre todo los de mayor edad, es decisiva para documentar las instantáneas digitales. En las salas acondicionadas para las terminales informáticas y atento a las impresiones y comentarios del público, está un equipo coordinado por el fotógrafo y escritor Vítor Vaqueiro, autor de varios de los pocos estudios críticos que hasta la fecha se han publicado sobre el Archivo Pacheco. Muchos de los hombres y mujeres que aparecen en retratos, acontecimientos y celebraciones oficiales, así como en postales rurales y urbanas, son vistos desde el presente como testigos de la historia.

Las fábricas y su maquinaria revelan la fascinación por un desarrollo tecnológico sin precedentes; bajo los arcos de piedra de O Berbés todavía hay marineros cosiendo redes mientras otros, al fondo, pertrechan los barcos en el puerto cercano. El objetivo se detiene en la contemplación de la ciudad que empieza a crecer sin descanso y de la que brotan los primeros edificios altos junto a casas de dos plantas con un carro de bueyes aparcado a la puerta. La extensión en el tiempo y el volumen del conjunto fotográfico, sumados al poco interés que en investigarlo ha demostrado su propietario más reciente, el Ayuntamiento de Vigo desde 1991, han convertido rostros y fachadas en unos protagonistas mudos.

Faltan fechas concretas, nombres y lugares que identifiquen un siglo de fotografía cuyo eje fue el portugués Jaime de Sousa Guedes Pacheco (1878-1954), natural de una pequeña localidad de la comarca de Trás-os-Montes. Siguiendo los pasos de su hermano José, se instala en Galicia, primero en Ourense y después en Vigo, donde en 1907 forma sociedad con la fotógrafa Cándida Otero, para entonces viuda de otro colega de profesión, el italiano Filippo Prosperi, cuyo estudio se anunciaba en la prensa viguesa de 1876 con abundancia de detalles: "Los acreditados fotógrafos Prosperi y Señora tienen la satisfacción de anunciar a sus numerosos favorecedores, que deseosos nada falte para la perfección de su arte, según los adelantos modernos, han arreglado su gabinete a fin de poder hacer retratos de luz y sombra y también los de ampliación hasta el tamaño natural".

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El Archivo Pacheco, al igual que la propia ciudad que lo inspira, es producto de la mezcla de distintos orígenes. El legado dejado por un italiano y una pontevedresa es continuado por un portugués y sus descendientes: sus sobrinos Horacio y César, los hijos Alberto y Jaime y Susi, la nieta. Mediante el estudio de su obra, Vaqueiro ha conseguido diferenciar cierta especialización de los trabajos de retrato, reportajes de calle y retoque entre los miembros de la familia, así como un manual de estilo apreciable en la predilección de los Pacheco por la luz natural, el interés por registrar los cambios que experimentan la ciudad y sus habitantes e incluso la interacción con el texto periodístico en las abundantes páginas que los fotógrafos ilustran en El Pueblo Gallego. La existencia de la saga explica la sorprendente ubicuidad de la firma, presente en un largo rosario de publicaciones periódicas de la primera mitad del siglo XX. La ingente producción, entre 165.000 y 200.000 imágenes, sitúa la colección entre las más importantes de Europa.

Además de la exposición digital, a la que previsiblemente se irán incorporando más ficheros informáticos -ya hay 55.000 fotos recuperadas-, el proyecto de revalorización puesto en marcha por la Concejalía de Cultura, dirigida por Xesús López, incluye otras actividades como la colocación de fotografías de los Pacheco en los lugares donde fueron tomadas, exposiciones temporales, conferencias, presentaciones de trabajos fotográficos y, en un horizonte inmediato, la creación de un premio de ensayo dotado con 11.000 euros.

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