"¿Qué hago yo aquí entre delincuentes?"

Francisco Correa no se adapta a la vida en la cárcel. El jefe de la trama corrupta vinculada con el PP llegó aterrorizado hace cinco meses a la prisión de Soto del Real y aún hoy le cuesta relacionarse con alguien que no sea su socio Pablo Crespo. Éste lo lleva mejor. Colecciona los tiques de compra del economato, lee novelas y escribe.

Su relación se ha deteriorado sensiblemente con el tercer encarcelado de la trama, Antoine Sánchez, el primo de Correa, que discute a menudo con ellos, según el testimonio de un presidiario que ha pasado varios meses con los tres. Sánchez asegura que es el único que no se ha hecho rico. Correa huye del sol. Pidió al principio que le pusieran en una celda interior para que no le diera la luz directamente y sólo a los tres meses empezó a relacionarse con unos pocos presos. En mayo fueron trasladados a otro módulo ante la sospecha de que un interno se había hecho con un móvil con el que pretendía fotografiarlos.

Por otra parte, ayer declaró ante el Tribunal Supremo el diputado del PP Jesús Merino, que negó ser J. M. e incluso el Jesús Merino que aparece en la contabilidad B de Correa como receptor de dinero.