Lágrimas de emoción
Diego El Cigala sigue llorando y haciendo llorar (de emoción). Después del apabullante éxito de Lágrimas Negras, decidió retomar el proyecto hace un par de años, y de esa semilla nació Dos Lágrimas (2008), en el que revisa grandes boleros, coplas y tangos como Dos gardenias, Historia de un amor, Compromiso o María de la O. Sin el gran Bebo Valdés al piano, Ramón Jiménez Salazar, convertido en Diego por una disputa en la pila bautismal, y despúes en El Cigala, por obra de los hermanos Linares, continúa su derroche de sentimiento. El sobrino de Rafael Farina ha heredado ese carácter y profundidad en la voz, capaz de tocar la fibra de un público heterogéneo. Pelo ensortijado, largo, negro; mirada intensa y oro por doquier; un prototipo de flamenco que juguetea con el jazz y los ritmos latinos sin perder las raíces más puras de la música que ha bebido desde la cuna. Un concierto pausado, para disfrutarlo con el oído y el paladar.
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