La recesión acaba con uno de los símbolos industriales valencianos
Celestica, ubicada en la antigua planta de IBM, cierra con 580 empleados
La multinacional canadiense Celestica prepara el cierre de la planta de La Pobla de Vallbona (Camp de Turia), un símbolo de la industrialización valenciana de las últimas décadas, fundada originalmente por IBM en 1976, que hoy cuenta con 580 trabajadores dedicados a la producción electrónica a gran escala.
Celestica no tiene el nombre de IBM porque su actividad consiste precisamente en fabricar productos y componentes para las grandes marcas. Pero eso no significa que no tenga un tamaño considerable. En 2008 contaba con 38.000 empleados y 30 centros de producción en 16 países. Su facturación alcanzó, según la compañía, los 5.450 millones de euros. Es lo que se llama una EMS (Electronic Manufacturing Services, subcontratas gigantes que producen y ofrecen servicios posventa a los conocidos como fabricantes originales) y se mueve en los muy distintos sectores de automoción, aviación, telecomunicaciones, electromedicina, biónica, energías renovables, defensa y otros.
La compañía ya abandonó Barcelona, donde tenía 480 trabajadores
El factor que ha terminado por precipitar el final de la planta valenciana ha sido la pérdida de su principal cliente, BP Solar. La filial del gigante energético anunció el cese de su actividad en España a principios de año, lo que implicaba el despido de las 480 personas que trabajaban en su planta de Tres Cantos (Madrid). Celestica realizaba para BP el montaje final de paneles solares fotovoltaicos gracias a un acuerdo alcanzado a principios de 2008. La planta de La Pobla de Vallbona instaló la maquinaria necesaria, la producción a gran escala empezó en noviembre y terminó apenas cinco meses después. Desde entonces la fabricación se realiza al ralentí y concluirá definitivamente el 31 de agosto, cuando se entregarán los últimos pedidos previstos.
La retirada española de BP Solar le ha dado la puntilla, pero la situación de la factoría valenciana era de por sí complicada debido a que el resto de sectores para los que fabrica, como el de la industria del automóvil, han resultado muy afectados por la recesión.
La multinacional canadiense había demostrado su disposición a mudarse a lugares con costes de producción inferiores. En abril de 2005, dos años antes del inicio de la crisis global, Celestica decidió cerrar su planta de en Cerdanyola del Vallès (Barcelona), dedicada a la fabricación de terminales de pago electrónico, donde trabajaban 480 empleados, entre fijos y temporales, para trasladarse a la República Checa. Y ya en ese mismo momento se anunciaron recortes importantes en la sede de La Pobla de Vallbona, que daba empleo a cerca de 900 personas. También entonces el motivo fue la pérdida de un cliente que, por un giro del destino, resultó ser precisamente IBM, la compañía que a finales de los setenta hizo pensar en un futuro de producción de alta tecnología en la comarca de Camp de Turia, y de la que todavía queda algún trabajador en la actual factoría.
Celestica se ha desprendido en cuatro años de más de 300 empleados, gran parte de ellos eventuales. La compañía comunicó al comité de empresa hace unas semanas que barajaba varias opciones tras la marcha de BP. La primera era el cierre de la planta, lo que conllevaría el despido de todo el personal. Entre las otras figuraba, al principio de la lista, la solicitud de un expediente de regulación de empleo (ERE) para gran parte de la plantilla. A su favor jugaría su condición no solo de factoría sino también de centro logístico, uno de los más importantes que la multinacional canadiense tiene en Europa.
La empresa ha convocado a los representantes de los trabajadores el jueves a una reunión en la que podría comunicarles oficialmente el futuro que le espera a la planta, según señaló ayer Juan Francisco Jiménez, presidente del comité de empresa, de UGT.
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