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Reportaje:

El hermano virtuoso de Jacko

El guitarrista Tito Jackson dedica a Michael los grandes éxitos de la Motown

Estaba cantado: iba a ser un homenaje a la estrella desaparecida. Daba igual que las primeras canciones del recital anunciasen un recorrido por los viejos éxitos de la Motown, porque se intuía que en cuanto saliera Tito Jackson, hermano mayor de Michael, todo iba a girar en torno al difunto. Sus primeras palabras son una declaración de intenciones: "Pese a la tragedia, no he suspendido la gira porque me debo a vosotros, a los seguidores". Primera ovación. "Mi familia me aseguró que a él le habría encantado que estuviera aquí", dice justo antes de dedicarle a su hermano el concierto. Otra vez el público en pie, como durante toda una noche de nostalgia.

De nostalgia por Michael, pero también por el aniversario de la Motown. El sello discográfico de Detroit instituyó hace 50 años un sonido propio, con figuras en los 60 y 70 como Marvin Gaye, Smokey Robinson o The Supremes. En esa empresa de la ciudad del motor (Motor Town), comandada por el patriarca Berry Gordy, comenzaron precisamente los Jackson 5. Los hermanos contribuyeron a popularizar su particular mezcla de soul, disco, gospel y R&B entre jóvenes blancos y negros, lo que se tradujo en la etiqueta "El sonido de la música joven".

El artista, al que todos esperaban ayer, lleva toda la vida en un segundo plano

No deja de ser paradójico que el protagonista de la noche, el hombre al que 3.000 personas aguardaban en Puerta del Ángel, sea un artista que ha pasado toda su vida en segundo plano. Tito Jackson, con fama de tímido y poco hablador, quiso tocar la guitarra, su mejor virtud, en los primeros álbumes del quinteto. Los productores no le dejaron. Quizá se equivocaron. No hay que menospreciar la habilidad de Toriano Adaryll (el nombre que le regaló su padre) como solista blues, y así lo demuestra en el escenario. Cuando vuela por los trastes de su guitarra, se le quita la cara compungida por el recuerdo. A sus 55 años, con traje blanco y sombrero negro, incluso se atreve a versionar la mítica ABC, canción de adolescencia, cuando el desparpajo de Michael les eclipsaba.

No pocos temían que eso mismo sucediera esta noche. "Yo estoy aquí porque me encanta la Motown, compré la entrada antes de la muerte de Michael", advierte Elena, de 26 años. Su miedo tiene fundamento: la llegada de Tito Jackson ha atraído a la prensa del corazón.

Pero se impone la música. En eso la Motown es una garantía. Que se lo digan a Enrique, que a sus 44 años lleva tres décadas enganchado al sonido del sello. Con razón. Es imposible no bailar Ain't no mountain high enough, o no chasquear los dedos con My girl. Este sonido, inconfundiblemente negro, ha alcanzado un grado universal. Empezando por el telonero, un voluntarioso joven de privilegiado registro llamado Ryan Shaw. Y culminando con la estrella, ese sempiterno actor secundario que demostró que en la familia Jackson no sólo tenía talento el rey del pop.

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